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Montañismo y Exploración
Al asalto del Khili-Khili
1 noviembre 1998

La montaña más alta del mundo no es el Everest, sino una que tiene más de catorce mil metros. Esta es la historia de su primer y único ascenso. Una novela que, además de divertida, es la única que trata al montañismo de forma sarcástica.







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W. E. Bowman. Al Asalto del Khili—Khili. Taurus (El Club de la Sonrisa), Madrid. 1957 PREFACIO Por Sir Hugeley Havering A.I.S.C.I., M.P.L. Presidente del Comité del Khili—Khili
Es para mí un placer, a la vez un honor, asociar mi nombre a este relato de la ascensión de la más alta cima del globo. Las dificultades eran innumerables. Han sido superadas gracias a la determinación que animaba a cada uno de los miembros de la expedición y a su voluntad de consagrar lo mejor de ellos mismos a la causa común. Estos hombres están por encima de todo elogio. Este es un libro que deberían leer —y releer— todos los alumnos de las escuelas, como todos los que sepan apreciar el coraje y la bravura de los hombres. INTRODUCCIÓN Por O. Totter Es un placer y un honor ver asociado el nombre de uno a este relato de la ascensión de la más alta cima del globo. Los obstáculos eran temibles. Si han sido finalmente vencidos, ha sido gracias a la incansable perseverancia con la que cada uno de los miembros de la expedición se ha consagrado a la causa común. No se pueden encontrar elogios para los méritos de estos hombres. Todos los alumnos de las escuelas deberían leer y releer este libro, así como todos los que honran el coraje y el espíritu de empresa. CAPÍTULO I EL EQUIPO Cuando el Comité del Khili—Khili me pidió que dirigiera la expedición que iba a intentar el asalto a esta cima, fui extremadamente sensible al honor que se me hacía. En efecto: una cosa es escalar el Mont Blanc por la carretera del Grepon y otra, como decía un día Totter, es hacer la ascensión del Khili—Khili. Vacilé en aceptar una tan pesada responsabilidad, y sólo ante la insistencia del Comité, y especialmente de su presidente, Sir Hugeley Havering, llegué a decidirme. Quisiera, ante todo, expresar mi reconocimiento por la admirable abnegación y discernimiento de que ha dado pruebas en su tarea el Comité del Khili—Khili, y particularmente su presidente. Si yo debiera volver a empezar, escogería a estos mismos compañeros que me han sostenido en todas circunstancias con tanto entusiasmo y abnegación. Creo poder afirmar que jamás un jefe de expedición fue mejor secundado. Debemos nuestro éxito a dos factores: ante todo, a un magnífico trabajo de equipo, y luego, a los meritorios esfuerzos de los porteadores, sin los cuales la expedición hubiera fracasado. Al asistir al Comité en su tarea de seleccionar el equipo, he seguido un principio que me ha servido más de una vez: que cada cosa sea útil a dos fines. Cada miembros de la expedición seleccionada se vio confiar tal tarea bien especializada; cada uno tenía, además, una calidad particular que hacía de él un guía o un compañero precioso. Ya se verá, al leer el relato de la expedición, cuán fructuosa se reveló esta política. He aquí cuáles eran los diferentes miembros del equipo: Tom Burley, comandante de Intendencia. Encargado de la intendencia. Bien conocido por sus hazañas casi legendarias en diversos macizos montañosos y que debía ser el pilar de nuestro equipo. Un habituado a las alturas. Interrumpió sus vacaciones en los Alpes para unirse a nosotros. Christopher Wish, el sabio de la expedición. Excelente escalador. El hombre “más alto” de la expedición. Acababa de regresar de los Andes. Donald Shute, nuestro fotógrafo. Un especialista del hielo. Un acostumbrado a las alturas también. Había regresado recientemente de las Rocosas. Humprey Jungle, especialista de radio, debía servirnos de guía. No temía a las alturas. Llamado del Cáucaso, donde se encontraba, para participar en la expedición. Lancelot Constant, diplomático y lingüista. Encargado de los porteadores. Elegido especialmente por su mundo y su sentido de la camaradería. Acostumbrado a las situaciones elevadas. Regresado del Atlas. Ridley Prone, el médico de la expedición, y nuestro especialista para las cuestiones de respiración artificial. Un escalador distinguido. Recién vuelto del Himalaya.

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