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Montañismo y Exploración
Cartas de relación de un viaje
1 octubre 1999

Lo que ahora se conoce como la “Ruta de Cortés” fue la primera ruta seguida por los europeos para penetrar un continente que conocían apenas por su costa. Después de Cortés y sus soldados, nadie volvió a recorrerla jamás y dados los pocos detalles que hay de ella, quienes han repetido ese recorrido han tenido que hacer una investigación exhaustiva para elegir una de las variantes que hay. Sin embargo, ninguno ha quedado conforme con la certeza que adquieren de la ruta elegida por Cortés y la vaguedad de sus descripciones en la Segunda Carta de Relación.







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ANEXO DOCUMENTAL II

Puerto de Nombre de Dios

...pasé un puerto que está al fin de esta provincia, que pusimos nombre el puerto del Nombre de Dios por ser el primero que en estas tierras habíamos pasado. El cual es tan agro y alto que no lo hay en España otro tan dificultoso de pasar... y a la bajada de dicho puerto están otras alquerías de una villa y fortaleza que se dice Ceyconacan... Desde aquí anduve tres jornadas de despoblado y tierra inhabitable a causa de su esterilidad y falta de agua y muy gran frialdad que en ella hay, donde Dios sabe cuánto trabajo la gente padeció de sed y de hambre, en especial de un turbión de piedra y agua que nos tomó en el dicho despoblado, de que pensé que pereciera mucha gente de frío. E así murieron ciertos indios de la isla Fernandina que iban mal arropados.

Cortés, p. 37-38


Cantona

...y este valle se llama Caltanmi... [¿Cantona?]...

Cortés, p. 38

Entrada a Zautla

Y desde allí pasamos a otro puerto, donde hallamos unas caserías y grandes adoratorios de ídolos... y tenían grandes rimeros de leña para el servicio de los ídolos que estaban en aquellos adoratorios. Y tampoco tuvimos qué comer, y hacía recio frío.

Bernal, p. 102

E a cabo de estas tres jornadas pasamos cierto puerto, aunque no tan agro como el primero, y en lo alto de él estaba una torre pequeña, casi como humilladero, en donde en donde tenían ciertos ídolos y al derredor de la torre más de mil carretadas de leña cortada muy compuesta, a cuyo respeto le pusimos el puerto de la Leña...

Cortés, p. 38

Y desde allí entramos a un pueblo que se dice Zocotlán [Tzaoctlan, que es ahora Zautla]... Y siempre caminábamos muy apercibidos y con gran concierto porque veíamos que ya era de otra manera la tierra.

Bernal, p. 102

Iztacamaxtitlán

Y desde que vimos blanquear azoteas y las casas del cacique y los cúes y adoratorios, que eran muy altos y encalados, parecían muy bien, como algunos pueblos de nuestra España; y pusímosle nombre Castil-blanco [Iztacamaxtitlán], porque dijeron algunos soldados portugueses que parecía a una villa de Castil-blanco, de Portugal, y así se llama ahora.

Bernal, p. 103

El señorío de este será de tres o cuatro leguas de población, sin salir casa de casa, por lo llano del valle, ribera de un río pequeño que va por él, y en un cerro muy alto está la casa del señor, con la mejor fortaleza que hay en la mitad de España y mejor cerrada de muro y barbacana y cavas; y en lo alto de este cerro terné una población de hasta cinco o seis mil vecinos, de muy buenas casas, y gente algo más rica que no la del valle abajo...

Cortés, p. 38

La muralla perdida

Y de esta manera caminamos obra de dos leguas, y hallamos una fuerza bien fuerte, hecha de calicanto y de otro betún tan recio que con picos de hierro era mala deshacer, y hecha de tal manera, que para defensa y ofensa era harto recia de tomar. Y parámonos a mirar en ella y preguntó Cortés a los indios de Zocotlan que a qué fin tenían aquella fuerza hecha de aquella manera. Y dijeron que comno entre su señor Montezuma y los de Tlaxcala tenían guerras a la continua, que los tlaxcaltecas, para defender sus pueblos, la habían hecho tan fuerte, porque ya aquélla era su tierra.

Bernal, p. 106-107

Tlaxcala

Y los dos mensajeros fueron al real de Xicotenga, que estaba de allí obra de dos leguas, en unos pueblos y casas que me parece que se llaman Tecuacinpacingo, y como les dieron la carta y dijeron nuestra embajada, la respuesta que les dio Xicotenga [el joven] [fue] que fuésemos a su pueblo, adonde está su padre, y que allá harán las paces con hartarse de nuestras carnes y honrar sus dioses con nuestros corazones y sangre, y que para otro día de mañana veríamos su respuesta. Y de que Cortés y todos nosotros oímos aquellas soberbias palabras, como estábamos hostigados de las pasadas batallas y reencuentros, verdaderamente no lo tuvimos por bueno.

Bernal, p. 1

...y como el Xicotenga era de mala condición, y porfiado y soberbio, acordó de nos enviar cuarenta indios con comida de gallinas y pan y fruta y cuatro mujeres, indias viejas y de ruin manera, y mucho copal y plumas de papagayos, y los indios que lo traían al parecer creíamos que venían de paz, y llegados a nuestro real, sahumaron a Cortés, y sin hacer acato, como suelen entre ellos, dijeron: "Esto os envía el capitán Xicotenga que comáis si sois teules bravos, como dicen los de Cempoal, y queréis sacrificios, tomad esas cuatro mujeres que sacrifiquéis y podáis comer de sus carnes y corazones, y porque no sabemos de qué manera lo hacéis, por eso no las hemos sacrificado ahora delante de vosotros, si sois hombres, comed de esas gallinas y pan y fruta, y si sois teules mansos, ahí os traemos copal... y plumas de papagayos; haced vuestro sacrificio con ellos."

Bernal, p. 122

Y dijo el Xicotenga que él venía de parte de su padre y de Maseescaci y de todos los caciques y república de Tlaxcala a rogarle que les admitiese a nuestra amistad...

Bernal, p. 123

...y por su ruego me vine a la ciudad, que está seis leguas del aposento y real que yo tenía. La ciudad es tan grande y de tanta admiración, que aunque mucho de lo que della podía decir deje, lo poco que diré creo que es casi increíble, porque es muy mayor que Granada y muy más fuerte, y de tan buenos edificios y de muy mucha más gente que Granada tenía al tiempo que se ganó...

Cortés, p. 44-45

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