El 1 de abril, el alpinista italiano Walter Bonatti recibió el Premio de la Sociedad Geográfica Española Internacional que se concede anualmente a personas, empresas o entidades que se hayan distinguido por su trabajo en favor de la divulgación geográfica y viajera y del entendimiento entre las distintas culturas a través del viaje y la investigación. Y la SGE se lo otorgó por “imprimir al alpinismo moderno una filosofía que valora más la ética, la honestidad y la unión del hombre con el Medio que la consecución de las metas o coronación de las más altas cimas.”

Walter Bonatti al recibir el premio de la Sociedad Geográfica Española
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Ahora, Walter Bonatti recibirá otro premio: el primer Piolet de Oro. Cuando se anunció que el Piolet de Oro reaparecía luego de una ardua brecha de polémica, de la retirada de uno de sus fundadores y de un año de suspensión, uno de los detalles que más llamaba la atención era que el jurado “tendría la opción” de entregar varios premios en lugar de uno. Y uno de ellos podría darse al deportista con la trayectoria deportiva más importante.

El jurado del “nuevo” Piolet de Oro ha decidido dar este reconocimiento a Walter Bonatti, un alpinista que es aún hoy un icono del alpinismo de la posguerra. Basado en una filosofía que tiene su origen en los escaladores de los años de 1930, Walter Bonatti realizó escaladas entre 1950 y 1965 que dejó asombrado al mundo del montañismo.

Lo mejor de su carrera comenzó con el K2: Ardito Desio no lo incluyó en la cordada de cumbre pero sí como apoyo a la cordada de Lino Lacedelli y Aquille Compagnoni, quienes instalaron su último campamento base mucho más alto de lo que habían quedado de acuerdo con Bonatti. Éste había subido desde dos campamentos abajo y bajó aún por otra carga: el oxígeno que sus compañeros necesitarían para subir a la cumbre de la segunda montaña más alta del mundo.

La cara suroeste del Dru, por donde iba la ruta que abriera en solitario Walter Bonatti y que llevaba su nombre, hasta que se cayó por completo.

La cara suroeste del Dru en el 2006. La parte blanqueada de la pared es donde estaba el Pilar Bonatti.

Pero si bien Bonatti cumplió, no encontró rastro del campamento. Tuvo que vivaquear a 8,100 metros de altitud con ropa de 1954 junto con su compañero Madhi (a quien el amputarían dedos de manos y pies posteriormente). Lacedelli y Compagnoni finalmente llegaron a la cima, pero años después se armaría el drama: acusaron a Bonatti de haber tratado de sabotear la ascensión al quedarse con los tanques de oxígeno. Bonatti entabló un juicio que duró bastantes años pero en el camino le amargaron la vida.

Y fue precisamente a su regreso del K2 que comenzó lo mejor de su carrera como montañista: en 1955 realizó el primer ascenso a la cara suroeste del Dru, que hasta entonces no había sido escalada, y lo hizo además en solitario. La pared se denominó desde entonces Pilar Bonatti, hasta que se cayó hace poco tiempo dejando al descubierto una pared que Bonatti no conoció.

Pero además de ese, realizó expediciones a la Patagonia, al Himalaya, donde subió, junto con Carlo Mauri, el Gasherbrum IV (7,980 metros) por una ruta que aun hoy está considerada como una de las más difíciles, además de muchos ascensos en los Alpes que son aún famosos.

El Gasherbrum IV, que escalara Bonatti con Carlo Mauri.

En 1965, cuando la polémica sobre el “Caso K2” estaba en su apogeo y los miembros del Club Alpino Italiano lo bloqueaban por todos lados, Bonatti decidió retirarse, pero para cerrar su carrera como montañista de primera calidad, realizó la primera ascensión a la cara norte del Cervino, por una vía que se sigue llamando Vía Bonatti. Tenía 35 años.

A partir de entonces viajó a diversas partes del mundo como viajero y explorador. Ascendía montañas pero ya no con el sello que lo había distinguido, sino sólo por placer. Finalmente, el largo proceso del “Caso K2” terminó en el 2006 cuando Lacedelli confesó que Bonatti tenía razón. Habían pasado ya 52 años de silencio sobre la verdad pero Bonatti había ganado un caso que le había alejado del montañismo y que resultó ser decisivo en la historia del montañismo mundial.

Es a esa larga carrera de viajes y ascensiones que la SGE le otorgó su premio internacional y que ahora el jurado del Piolet de Oro le otorgará la primera presea para una persona con trayectoria deportiva. El premio le será entregado durante la ceremonia de la edición 17 del Piolet de Oro que se celebrará los días 24 y 25 de abril al pie del Mont Blanc, entre Chamonix y Courmayeur.