Alcanzar la cumbre de cualquier montaña de más de seis mil metros es una empresa de envergadura, un importante desafío que requiere suficiente conocimiento de las condiciones de vida a esas alturas y, sobre todo, de las capacidades y limitaciones físicas y sicológicas de uno mismo.
En Argentina hay un sinnúmero de cerros de más de seis mil metros y, entre ellos, una decena de cumbres que superan los seis mil quinientos. Ya cuando la altura se acerca a los siete mil metros la tarea se vuelve realmente exigente y habitualmente las expediciones que se proponen tales objetivos se conforman con lograr pisar la cumbre y regresar después por el mismo camino de ascenso.

Perspectiva de la travesía
Pocas veces se ha logrado encadenar en una expedición varias de estas cumbres.
En la puna catamarqueña se encuentran muchas de estas grandes montañas conformando una región muy extensa de áridas mesetas de gran altura, salpicada de enormes conos volcánicos. Sin embargo, destaca un conjunto de cumbres formando un cordón que, por su envergadura, es único en toda la Cordillera: el Cordón del Ojos del Salado.
Se trata de una larga columna vertebral, plagada de cerros y quebradas de gran altura, con cuatro cumbres principales: Ojos del Salado (6,900 metros), cerro ATA (6,527), cerro Walter Penck (6,682) y cerro Nacimientos (6,463). Todo el cordón, desde la primera a la última cumbre, tiene una extensión de 21 km (según datos de nuestro GPS) y una altura que en ningún momento desciende de los 5,800 metros sobre el nivel del mar.

Vista del Ojos del Salado desde la ruta
En febrero pasado del 2008, dos amigos, hermanos de la montaña, Herman Binder y Alex Garate, pudimos realizar una travesía completa de este gran cordón.
Recorrimos de manera totalmente autónoma todo el Cordón, partiendo de la base del Ojos del Salado en su sector sureste, conocido como el Arenal, ascendiendo las cuatro cumbres principales que lo forman (Ojos del Salado, cerro ATA, cerro Walter Penck y cerro Nacimientos) y descendiendo después por el paraje conocido como Real del Rasguido. La expedición significó más de dos semanas de montaña. Recorrimos la distancia que separa las cuatro cumbres en seis días, a lo largo de los cuales nos mantuvimos siempre sobre el cordón, sin descender nunca de los 5,800 metros.

Llegando al Portezuelo aparece el Ojos
El relato que sigue es el resumen de la trascripción del cuaderno de bitácora y da cuenta de esta bella aventura que sin duda permanecerá para siempre en nuestro recuerdo y que ha unido nuestras almas, una vez más e irremediablemente, como hermanos de la montaña.