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Montañismo y Exploración
Primera travesía por el Cordón del Ojos del Salado
15 abril 2008

El Ojos del Salado es una de las montañas más altas de América del Sur. Dos andinistas, Alex Garate y Herman Binder, realizaron la primera travesía del Cordón del Ojos del Salado, que implica las cumbres del Ojos(6,900 metros), el cerro ATA (6,527), cerro Walter Penck (6,682) y el Cerro Nacimientos (6,463).







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Me miró con sus ojitos inocentes, me saludó y se fue hacia dentro de su casa, yo seguí caminando, luego de segundos su vocecita de ángel dijo: “¡Señor, señor!”… y alcanzándome una botella de agua congelada me extendió la mano. “¡Le puede hacer falta!”

Gracias.

Entusiasmados, iniciamos la travesía

Entusiasmados, iniciamos la travesía

Después de varios días de caminar, llegué a Agua de Vicuñas. Mi intención era llegar solo y esperar a Alex, pero un día, después de hacer yoga tres andinistas que habían dejado sus mochilas en Agua de Vicuña me invitaron a acompañarlos hasta allá y lo hice. Aquí, en alguna época del año, hay mucha nieve: el sol hace que se funda y corra un hilito de agua, pero ahora apenas había unos penitentes. Derretimos nieve para tomar unos mates, y luego cocinamos una polenta con salsita, y charqui de alpaca.

Al otro día comencé a bajar a Aguas Calientes. Comencé a bajar hacia Aguas Calientes. En el trayecto me sorprendieron unas hermosas flores, muchas lagartijas, en especial una muy colorida. Dos cóndores sobrevolaban cerca de Aguas Calientes y, llegando, salieron al galope unas 35 vicuñas.

Ascendiendo las laderas del Ojos del Salado

Ascendiendo las laderas del Ojos del Salado

Esa noche no podía dormir. El compadre se las rebuscó para asustarme, y lo logró. El año pasado, estaba durmiendo aquí, en un sueño más real que sueño, me había agarrado las piernas, me arrastraba y sacudía, hasta que me desperté. Ahora cuando estaba a punto de dormirme, bajo una noche totalmente calma, un aire detrás de mi cabeza, salió con mucha fuerza soplándome, haciendo que de un solo movimiento quedara sentado con el corazón galopando a mil. Los arrieros cuentan que murió una persona, y que ellos rara vez duermen en ese lugar. Me levanté, me fui de ahí unos metros, y dormí placenteramente toda la noche.

En la cumbre del Ojos del Salado

En la cumbre del Ojos del Salado

Y hasta el sexto día, apareció Alex, junto con Jonathan, quien iba al Ojos del Salado pero aclimataría ahí mismo. Y detrás, los arrieros con las cosas y la comida que traía Alex. Yo ya me estaba quedando sin nada.

El día siete salimos muy temprano con la idea de ir directamente hasta el campamento El Arenal y saltearnos Agua de Vicuña. Pero al llegar al Portezuelo decidimos parar. Estábamos preocupados porque los arrieros no aparecían y ya era tarde. Esperamos una hora hasta que los vimos y luego continuamos hasta El Arenal (5,534 metros), adonde llegamos a las 19:00 horas. Despedimos a los arrieros pero les encargamos que nos bajaran un petate con un poco de comida para la vuelta y lo dejaran en La Junta.

Caminando sobre nieve profunda

Caminando sobre nieve profunda

El octavo día fue de descanso pero Chris, un estadounidense que venía del Pissis e iba al Ojos y había llegado con Alex, intentó ir a la cumbre desde ahí, pero a los 6,100 se dio la vuelta. Nosotros teníamos dolor de cabeza.

Al siguiente día nos despertamos de muy buen humor, sin dolor de cabeza ni nada. Salimos hacia el campamento 1, al pie del Ojos del Salado. Íbamos cargados, pero más ligeros de lo que pensábamos. A las cinco de la tarde llegamos al campo uno, en medio de una intensa nevada. Esa noche, dentro de la carpa, el termómetro marcó -9º C.

Campamento 3

Campamento 3

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