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Montañismo y Exploración
Las quebradas de Bacís
10 febrero 2006

Internarse en la barranca de Bacís, en la Sierra de Durango, no es fácil. Las espinas y los saltos en las rocas para no caer al río logran que el llegar hasta las cuevas de los antiguos sea complejo. Pero más complejo se torna el mundo interior del explorador que llega hasta allá y descubre un poco de ese polvo.







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LA SIERRA ENCANTADA

Hilario García es el juez de Sapiorís cuando no trabaja en la mina, aún así tiene animales en el río Fresnos y eso lo lleva a caminar lo suficiente la sierra como para saber que está encantada. De hecho, la sierra de Bacís es enormemente rica en mineral, se asomarían prominentes vetas en cada “patilla” de no ser porque los “antiguos”, en venganza a sus verdugos, hechizaron la zona.

—Alguna vez —cuenta Hilario— a un señor se le perdió una chiva y mientras la buscaba, vio una muy buena veta en una cuevita en el monte, el señor, que sabía de esas cosas porque había trabajado en la mina, dejó un montículo de laja enfrente y corrió por su animal para regresar cuanto antes… sólo para ver que atrás del montículo de laja no había masque arbustos espinosos.




LA TIENDITA

En la entrada a Bacís hay dos tienditas, una que pertenece a Doña Inés, la tía de Ubaldo y otra que pertenece a una familia que prácticamente surte a todo el pueblo de provisiones. La familia es ahora nada más de tres integrantes, el padre, la madre y una hija de edad incalculable. Pero en algún momento hubo otro miembro: un hijo.


El hijo falleció y la madre, resistiéndose a olvidarlo, veía entre nosotros, especialmente en Eddy, quien no mostró pena al enseñar sus botas rotas, amarradas con rafia, a ese hijo perdido. Le ofreció unas botas nuevas “Van Bien”. Él no pudo aceptarlas. Era demasiado bueno. La señora se soltó en llanto.




SIDDHARTA

Siddharta se iluminó viendo un río correr. Tal vez ése no fue el hecho decisivo pero cualquiera que lo haya intentado sabrá que de todos los sonidos que uno escucha en un río se hace un Om, en el más estricto sentido de la palabra.


Ahora yo veo al río Las Vueltas correr y mientras camino cerca de él me concentro en mi respiración y busco sabiduría al descifrar sus palabras.


Om: Las cualidades del cuerpo, la palabra y la mente de los budas. Todo aquello que es favorable y de gran valor.





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