La montaña, impresionante. Ver la cara oeste del Siula Grande era una invitación a trazar líneas sobre la pared.
La fotografía: contundente. Tomas aéreas, tomas a los personajes que de repente se hacían muy pero muy pequeños cuando la toma se iba alejando para abarcar la montaña completa.
La vivencia: real, la de dos hombres aferrados a crear su propia línea sobre la montaña por esa pared que nadie antes había subido.
El título: Tocando la cima, mala traducción al libro ya clásico Tocando el vacío. Este título no tiene mucho que ver con el tema principal de la película: la caída de Joe Simpson cuando su compañero de cordada, Simon Bates, corta la cuerda que los une.
En 1985 los dos escaladores llegaron al Siula Grande y trazaron su línea de ascenso por esa pared hasta llegar a la cumbre, pero lo peor estaría por venir, cuando Simpson cae y se fractura una pierna. En una pared de ese tipo, un accidente, por pequeño que sea, vale la vida. Pero Simon no abandona a Joe y realizan un descenso muy complicado. Cansados, sedientos y uno de ellos herido, se produce una serie de incidentes que llevan a Simon a cortar la cuerda cuando Joe está colgando de ella.
Este hecho abrió en su tiempo (y al parecer en algunos círculos todavía existe) un tema de discusión muy fuerte entre los montañistas y seguramente, con la exhibición de la película a todo mundo, la gente que no lo es entrará en ella de una manera o de otra.
Una película altamente recomendable porque se trata de las pocas del verdadero cine de montaña que puede difundir la ideología correcta sobre subir montañas, a comparación de las hollywoodenses que toman la actividad sólo para crear superhéroes, como en Límite Vertical. Seguramente atraerá mucho público por su calidad aunque seguramente también por morbo. Lo bueno de todo es que los autores presentan lo que vivieron sin tapar nada, tal como fue. Y no queda mucho por decir cuando se ve el corte de cuerda o el glaciar que Joe tiene que cruzar arrastrándose.
Los comentarios de los asistentes al salir de la proyección eran de estupefacción. Mucha gente en la premier había leído el libro ya y la gran mayoría eran montañistas. Pero ver la montaña y revivir los hechos por medio de una película era algo completamente diferente. Quizá por eso la sala quedaba muda en ocasiones. Un ambiente de tensión que se mantenía ahí, creciendo, conforme pasaba el tiempo para los protagonistas.
Ganadora de los premios en los festivales de cine de montaña Kendal (británico), Banff (Canadiense) y Trento, donde se llevó el máximo galardón: la Genziana de Oro, la película transporta al público a ser parte de los acontecimientos.
Tocando la Cima tiene un error de traducción: en algún momento, Joe menciona que él y Simon están bajando de la cumbre del Siula Grande dirigiéndose al “Urupaha”. El nombre correcto es Yerupajá, ambas montañas en la Cordillera Huayhuash, en Perú.
La Dirección General de Cinematografía de la UNAM fue la responsable de la organización de esta premier que, pese a no estar dentro del marco del Festival Banff de Cine de Montaña, organizado por Séptimo Grado, mantuvo a todo mundo en la línea de ver la montaña y conocer la filosofía de los montañistas, pero desde una butaca. Un paso más en la cultura de montaña.
