Arantza López Marugán. Querida, esto es el Everest. Ediciones Desnivel, Madrid. 2003. 224 páginas. ISBN: 84-95760-94-0
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En 1924, una francesa llamada Anne Bernard dirigió una carta al Comité Británico del Everest ofreciendo sus servicios para participar en cualquier expedición que se organizara para escalar la montaña. Los responsables del Comité respondieron a la señorita Bernard en los siguientes términos:Â?En estos momentos es imposible contemplar la petición de una dama de cualquier nacionalidad para tomar parte en una futura expedición al Everest. Las dificultades serían demasiado grandes.Â?
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Arantza López Marugán ha vuelto a escribir otro de esos libros que "pecan" de feminismo y que, de entrada, retan al lector a darse la vuelta o a enfrentarse con el contenido:
"Cada vez que he ido a una de esas grandes expediciones con una mujer ha sido la misma historia. Las he visto tratando de demostrar que son tan fuertes como los hombres. La gente me critica por lo que digo, pero todavía no he estado en ninguna gran montaña con una mujer que merezca la pena." (John Roskelley, 1978, citado en la página 5)
"Qué esperar de un libro así?
Arantza ha dividido el libro en dos grandes secciones para dar diferentes aspectos de la historia de las mujeres en la montaña: desde los tiempos en que "el viajar era una profesión y explorar una aventura" (p. 46) hasta las grandes expediciones al Himalaya. Esta última la divide también para mostrar los triunfos de las montañistas y las tragedias que les han ocurrido a algunas.
Cuesta trabajo separar la vista de la lectura por la agilidad de la narración y porque, para tratar la época victoriana, Arantza usa un sarcasmo muy sutil y fino para reír de lo que pasa. "La expedición Mazuchelli llevó consigo mesas, sillas, alfombras, tres camas, varias cocinas de campaña, lámparas y vajillas para comer como Dios mandaba." (p. 31) "¿Sería esto un juego de cartas inglés que imponía apagar las luces?" (p. 32). Por desgracia, este difícil estilo no estará presente más adelante, cuando los viajes son narrados con mucha seriedad.
Y entre todo ello hay grandes descubrimientos para el lector: Alexandra David Neel, la gran exploradora del Tíbet que se ganó por mérito propio un lugar en la historia de la humanidad por visitar Lahsa:
"Además de atravesar lugares de los que se ignoraba su existencia, inauguró una nueva forma de viajar en solitario que contravenía todas las reglas del viaje tal y como se concebía hasta entonces... viajó siempre en solitario, evitando los lugares frecuentados por europeos, con el único apoyo de Yongden, que le servía como guía, traductor y asistente. Aprendió el chino y el tibetano para pasar lo más desapercibida posible y, con frecuencia, se disfrazó con las ropas corrientes de una campesina. Sólo se alojaba en cuadras y los corrales que le ofrecían al paso y, cuando se encontraba en algún lugar en medio de ninguna parte, montaba una pequeña tienda de campaña para protegerse del frío de la noche. Comía lo que había o lo que podía, y llegó un momento, después de años de experiencia viajera, que aprendió a pensar como una tibetana, y así pudo salir del paso de varios incidentes con las autoridades." (p. 80)
También está Fanny Workman, quien subiera al Pinnacle Peak y con ello estableciera el récord de altitud femenil por muchos años. Son ellas dos (Alexandra y Fanny) quienes son la auténtica revelación. Pero también están relatos de Wanda Rutkiewicz en el Everest y Chantal Maudit en un ascenso estilo alpino al Cho Oyu.
Fuera de querer fabricar heroínas, Arantza se planta en la realidad y la hace ver: las mujeres también mueren (Nanda Devi Unsoed, en el Nanda Devi, y Jullie Tullis en el K2) o se ven atrapadas en situaciones donde hay que moverse o morir (Cherie Bremer-Kamp en el Kangchenjunga).
Querida, esto es el Everest, es la continuación del trabajo de Arantza sobre la presencia de la mujer en las montañas pero no se ha quedado ahí, sino que discurre por diferentes veredas que le dan un valor extra al libro: el por qué de los amplios vestidos de la era victoriana, las relaciones interpersonales y sexuales de los participantes de una expedición y varios temas más. Es, como su primer libro, un excelente trabajo con un excelente estilo literario.
"Sus aventuras, a veces divertidas, otras trágicas, siempre han estado ahí. Sólo había que rescatarlas y ha sido apasionante hacerlo." (p. 16)
Erratas
Página 21, líneas 15 y 16, dice: "La nieve eterna de su cumbre absorbía la luz del sol..." La nieve refleja una gran cantidad de luz en un efecto que se llama albedo.
Página 85, línea 12, dice: "Daarjeling". Debe decir: "Darjeeling".
Página 150, líneas 5 y 6, dice: "...una fortaleza de roca y hielo que superaba con creces los cinco mil metros de altura." La autora habla aquí del Nanda Devi, por lo que debe decir: "altitud"
Página 217 ("Referencias"), la Enciclopedia de montaña de Zorrilla está justo después de K2, el nudo infinito, de Diemberger, cuando debiera ir al final.
En las referencias, hace falta mencionar el libro de Joe Simpson, Tocando el vacío, pues en una parte del libro está mencionado.
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