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Montañismo y Exploración
Vocación alpina
15 febrero 2001

"¿Un gran guía, Armand Charlet? Mucho más: ¡un hombre legendario!… Armand Charlet (1900-1975) es unánimemente considerado como el guía francés más importante del siglo." (contraportada)







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Armand Charlet. Vocación alpina. Ediciones Desnivel, Madrid. 2000. 196 páginas. ISBN: 84-89969-61-2


Vocación alpina es un libro de recuerdos de este "hombre legendario". Es una autobiografía curiosa en al menos dos formas. Por un lado, inicia no en él mismo, sino en la historia de los guías de Argentière (región donde nació) que estuvieron ligados a la montaña como guías. Esta parte, muy enriquecedora, deja ver a un joven empapado de montaña y lo que sucede en ella muy cercanamente. "Con 12 años, quizás antes, sin haber leído el relato de Whymper, me conocía los nombres de todos los miembros del grupo [que conquistó el Cervino], el orden en el que descendían, su valía alpina." (p. 18) Pero es una introducción al ambiente del alpinismo de aquellos años. De ahí la importancia de las primeras páginas, que deben leerse con mucho cuidado debido a la abundancia de datos que se proporcionan.

Pero pronto se desprende de este pasado y aparece el Armand Charlet que quiere forjarse una vida siendo guía de montaña, objetivo al que llegará después de su largo servicio militar y sus años de "aspirante a guía". Sin embargo, ya entonces sabe que "...para tener éxito como guía lo esencial era ante todo amar la montaña..." (p. 46)

Como todo principiante, tiene que hacer cualquier trabajo en montaña, casi siempre de porteador, que le hace adquirir conocimientos para presentar su examen a guía. "El examen era sólo teórico, eso era lo que más me molestaba; en efecto, era suficiente tener facilidad de palabra y no ponerse nervioso para obtener un margen de puntos suficiente para ser admitido." (p. 104) Pero después de esto, "Lucía al fin, lleno de orgullo, la insignia de los Guías de Chamonix, sólo me faltaba un poco de paciencia para tomar la tan esperada salida: dirigir en montaña una cordada bajo mi responsabilidad." (p. 109)

Para entonces, se ha preparado bastante bien con sus compañeros en recorridos que no son los clásicos. "A veces los recorridos mejor preparados fracasan, pues en montaña con frecuencia llega lo imprevisto; razón de más para ser desconfiado y dejar lo mínimo al azar y a la improvisación. Algunas veces nos favorecerán una serie de circunstancias afortunadas, pero en otras tendremos que enfrentarnos duramente a la realidad, si ignoramos con demasiada frecuencia las reglas establecidas." (p. 71) pero se encuentra con barreras que no podía imaginar: "...buenos escaladores los dos Charlet [Armand y Georges, su hermano], de acuerdo, pero unos suicidas. Los dos sin experiencia, por otra parte. Querían lanzarse pero, ¿de qué serían capaces si todavía no habían hecho nada importante?" (p. 111)

Sin embargo, no se amilana y consigue uno de sus mejores distintivos: el reconocimiento de un cliente a quien ha tenido que persuadir de que él podría llevar a buen término el plan: "—Créame Charlet, para tener éxito como guía tiene usted dos cosas que le faltan a la mayoría de sus colegas: el amor a la montaña y la ambición, pero salga de las vías clásicas siempre que pueda." (p. 115)

Vocación alpina recopila los ascensos de Armand Charlet hasta 1928 y uno se queda con la interrogante de qué habrá sido de él después de esta fecha. Esta es el segundo aspecto curioso del libro: una autobiografía sin terminar, de un hombre que realizó escaladas en una época en que "no se usaban los pitones, ni como medio de escalada ni como medio de aseguramiento. Los mosquetones eran absolutamente desconocidos. El aseguramiento era, en la mayoría de las ocasiones, absolutamente ilusorio para el primero de la cordada. El segundo y el tercero de cordada sabían muy bien que en caso de caída del primero serían irresistiblemente arrastrados por la cuerda (si ésta no se rompía)... Si el primero en estas escaladas extremadamente expuestas debe dar muestras de habilidad, de arrojo y casi de temeridad, el segundo debe tener una confianza absoluta en el jefe de cordada para asistir casi pasivamente a la acción principal de la ascensión." (p. 165)

Libro lleno de multitud de datos que hacen un poco complicada su lectura, se descubre también al futuro autor de El primero de la cuerda, Grieta en el glaciar y Retorno a la montaña: Roger Frison-Roche y, ante todo, es el libro de un guía de montaña que defiende apasionadamente su oficio ante cualquier cosa: "Además de una técnica muy depurada, el guía deberá esforzarse por adquirir un control absoluto sobre sus nervios, especialmente en el regreso de largas y agotadoras ascensiones, Cualesquiera que sean sus preocupaciones sobre el desenlace del recorrido, deberá mostrar cierto optimismo hasta donde sea posible, pues de su actitud dependerá a menudo el ánimo de la cordada completa." (p. 156)



 



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