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Montañismo y Exploración
Montañero
1 diciembre 2001


Uno de los montañistas más conocidos a nivel mundial, Chris Bonington, ofrece en este libro una autobiografía deportiva ilustrada profusamente con fotografías de cada expedición que menciona y en la que él participó, desde sus inicios en las paredes pequeñas cercanas a su hogar, hasta las escaladas de las grandes paredes del Himalaya (cara sur del Annapurna, Cara suroeste del Everest) o las menos conocidas, pero no por ello menos valiosas: el primer ascenso al Ogro, por ejemplo. Pese a ser una biografía, el libro contiene mucha información útil, además de la peculiar manera de acercarse y vivir en la montaña de quien es ahora todo un personaje.







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Chris Bonington. Montañero. Treinta años de escaladas en las grandes cordilleras de la Tierra. Ediciones Desnivel, 1993. 192 páginas. ISBN: 84-89969-94-9

 

Para tener éxito como escalador hay que ser un poco oportunista. En la montaña es preciso cazar al vuelo cualquier posible oportunidad, desde un cambio de tiempo hasta una variación en la línea de la ruta.


Chris Bonington es famoso por haber dirigido en 1975 la expedición que ascendiera la cara suroeste del Everest, que requirió una compleja organización y la conjunción de los mejores escaladores de ese tiempo. Sin embargo, ¿quién es Chris Bonington fuera de esa escalada? En el ámbito del montañismo, hay una gran cantidad de escaladas que lo marcan como pionero al ascender a cumbres vírgenes o rutas no escaladas con anterioridad. Ejemplo de la segunda es el Pilar Central de Frêney, de donde Bonatti y seis más tuvieron que retroceder por el mal tiempo fuera de época que incluso inundó algunos valles o incluso la suroeste del Everest. Ejemplos de cumbres vírgenes hay muchos: el Nuptsé, la Torre Central del Paine, el Changabang y otras más.

Montañero muestra a un personaje que tiene su propio valor en la historia del montañismo pero que pocos conocen. El libro se divide en secciones que unen ascensiones en común: los Alpes, las expediciones al Himalaya, las ascensiones con grupos pequeños (el Changabang, por ejemplo, donde Doug Scott se rompió ambas piernas y se arrastró hasta el campamento base mientras un Bonington lo hacía con las costillas rotas).

Montañero es una autobiografía de ascensiones y aunque Ken Wilson, autor de la nota introductoria y quien dice que el libro queda completado con la gran cantidad de fotografías que se explican por sí mismas y que hacen del libro prácticamente una guía para muchos montañistas, a mi parecer faltan dos aspectos esenciales: falta el contexto histórico en el que cada escalada se desenvuelve. A manera de ejemplo, Bonington menciona:

"Allí donde nosotros luchábamos laboriosamente calzados con las botas de montaña, porteando una mochila pesada y vivaqueando casi inevitablemente por culpa del peso que acarreábamos, el "roquero" de hoy en día, equipado con ligero u adherente calzado de escalada y un manojo de modernos fisureros y empotradotes de levas, asciende velozmente en cuestión de horas. La experiencia es magnífica, pero sin embargo se ha perdido algo de la dimensión y la majestad de los Alpes." (p. 22)

Comentarios como estos aparecen varias veces a lo largo del libro y uno se pregunta qué tipo de equipo es el que usaban o cual era la mentalidad predominante.

El otro vacío es todavía más notorio: se habla de un Chris Bonington montañista, pero eso nos deja sin la proporción del hombre, sin su historia personal. Yo me niego a creer que de un hombre se puedan decir dos fechas y una serie (larga o corta) de ascensiones. Todo ello nada dice del hombre. Claro que el título Montañero nos indica claramente que se habla precisamente de esa faceta, pero de cualquier manera, la biografía queda incompleta.

Hay, además, una serie de pensamientos que en otros libros son más frecuentes y que en este quiso evitar, aunque no lo logró del todo:

"La piedra angular de nuestro deporte consiste en escalas las paredes... tal vez la mejor descripción es "una forma de vivir". Y es que esta actividad que practicamos influye sobre una buena parte de nuestra vida." (p. 9)

"Dado que la mayor parte de las principales líneas naturales se han escalado ya, incluso en los mayores niveles de dificultad, los jóvenes escaladores de la élite que desean extender sus límites u establecer su propia identidad se ver forzados a dirigirse a aquellas zonas de roca donde la protección natural es escasa o inexistente. Unos cuantos continúan explorando a la manera tradicional, ascendiendo rutas en las que una caída sería larga y posiblemente fatal, pero cada vez son más los escaladores que prefieren reducir esas posibilidades en contra y optan por un anclaje de expansión bien colocado. Cuando este tipo de seguro se utiliza indiscriminadamente, las características naturales de la roca pierden todo su sentido. Una ruta puede ir por cualquier sitio, especialmente si el escalador está dispuesto a tallar una presa allí donde la naturaleza olvidó ponerla. Todo el componente de aventura y exploración en sintonía en el entorno natural queda remplazado por una visión más bien gimnástica de la escalada, siguiendo la tendencia marcada en los últimos años con un mayor énfasis por el entrenamiento, utilización de paredes artificiales y desarrollo de las competiciones de escalada." (p. 16)

"El propio hecho de intentar una gran montaña de más de ocho mil metros de altura entraña un alto nivel de peligro que, aún cuando puede reducirse al mínimo mediante una cuidadosa planificación absoluta no nos permitiría siquiera pasar del campamento base, y negaría lo más esencial de nuestra actividad." (p. 100)

"...alcanzar las alturas se ajusta a muchas metáforas, pero la experiencia de la cumbre es efímera en todas las montañas, y le emoción ante esa panorámica única queda nublada casi siempre por la preocupación de cómo lograremos bajar de allí. La satisfacción de la escalada completa viene más tarde. Hay un reto intelectual en el problema resuelto, la exploración, el hallazgo de una ruta nueva en una montaña que quizás nunca había sido ascendida hasta entonces. Hay la gratificación del ego, el esfuerzo que hemos puesto en ello, los riesgos que hemos asumido, y quizás tan importante como todo eso, lo bien que hemos estado con nuestros compañeros escaladores, lo mucho que hemos dado así como lo que hemos recibido; esa sensación de haber compartido es lo que enriquece aún más la experiencia." (p. 188)

De cualquier manera, Montañero es un muy buen libro que relata no sólo la vida de un hombre, sino la de la evolución del montañismo en general.


Galería de Imágenes


Erratas

Página 25. Está inconclusa la oración, que debiera continuar en la siguiente página.

Página 84. Dice: "Sebastián Show... ya había realizado un descenso del Amazonas desde sus fuentes en los Andes..." Hay que recordar que el primer recorrido realizado desde las fuentes reconocidas como el origen del Amazonas, se llevó a cabo en 1986.



 



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