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Montañismo y Exploración
Las grandes aventuras contemporáneas 2. En tierra
1 septiembre 2001

Como un libro complementario al anterior en que Bonington toca el tema del mar y el aire, este tomo de las Grandes aventuras contemporáneas, hace que el lector descubra exploraciones poco conocidas y reafirme las ya muy conocidas en desiertos, polos y montañas.







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Chris Bonington. Las Grandes Aventuras contemporáneas. 2: En tierra. Martínez Roca, Barcelona. 258 páginas. ISBN: 84-270-0903-9

 

Sin duda, la aventura entraña incomodidades, pero al mismo tiempo, una vez en marcha, puede ofrecer una simplicidad muy reconfortante, que no existe en la vida cotidiana. Hay un solo objetivo que puede, de hecho debe, ser buscado sin más compromiso.

En el primer tomo de Las Grandes Aventuras Contemporáneas, Chris Bonington comenta: "Éstos son los elementos de aventura que he descubierto en el alpinismo: la satisfacción física de poseer un mando absoluto sobre el propio cuerpo, la sensación de riesgo implicada en este proceso, la conciencia de la belleza y la exploración de lo desconocido. En su punto más satisfactorio, esto puede significar una de esas, cada vez más escasas, partes desconocidas del mundo; pero proporciona casi la misma satisfacción el sentido que lo desconocido posee para cada uno, aunque se trate de un sendero que otros hayan recorrido ya." (tomo 1, p. 12)

Bonington tiene siempre en cuenta que "Todo se concentra en llegar a la cumbre; uno está dispuesto a correr riesgos y apenas los advierte, pero después, una vez escalado el pico, de pronto se da cuenta de su aislamiento, de la distancia que lo separa de la seguridad, y cuando se extingue la primera euforia causada por el hecho de encontrarse allí, uno redobla su cautela y adquiere conciencia del peligro, y ansía volver a encontrarse a nivel del suelo." (tomo 1, p. 224)

Como el mundo de los marinos y los pilotos es muy reducido, es de esperarse mayor información en el segundo volumen que abarque todo tipo de aventuras, pero la cantidad de información es enorme y el contenido queda reducido así:

Desiertos

La región vacía: Los viajes de Wilfred Thesiger en el sur de Arabia, 1946

Montañas

Annapurna, primer ocho mil. La expedición francesa de Maurice Herzog ala cara norte, 1950.El reto del Everest. La primera ascensión, dirigida por John Hunt, 1953.El Cho Oyu. La expedición austriaca de Herbert Tichy, 1954.El Pilar de Bonatti. La ascensión en solitario de Walter Bonatti al pilar sudoeste del Petit Dru, 1955.El Broad Peak. Hermann Buhl y la ascensión de los cuatro austriacos, 1957.Annapurna, cara sur. Escalada de grandes paredes en el Himalaya, 1970.Diamir: Messner en el Nanga Parbat. La primera ascensión completa en solitario a un pico de 8,000 metros. 1978.

Los Polos

La travesía de la Antártida. Fuchs, Hillary y la expedición transantártica de la Commonwealth, 1957-1958.El último gran viaje polar. El equipo de Walter Herbert atraviesa el océano ártico, 1968-1969.Solo hasta el Polo. Naomi Uemura llega al Polo Norte, 1978.

Hay, sin embargo, un pequeño ensayo llamado "Facetas de la aventura" donde se mencionan ligeramente las principales aventuras de que se tiene noticia, algunas de ellas protagonizadas por mujeres porque la "carencia de la fuerza física no es obstáculo para un viajero, en tanto que en lo referente a capacidad mental y resistencia física, no cabe duda que las mujeres igualan al hombre." (p. 225) Así, un pasaje de Christina Dodwell es muy parecido a uno de Messner:

"Una voz en mi mente me decía que estaba haciendo lo que había elegido. Comprendía que nunca me había sentido tan feliz, que la vida que había escogido era una vida que amaba con todo mi corazón, que la seguridad que todavía ansiaba no era algo que me pudieran dar, sino que había de venir de mí misma. Lo que yo hiciera de mi vida era responsabilidad mía." (cit. en p. 225)

La responsabilidad propia es asumida al máximo por los aventureros, si son auténticos y si bien el mundo contemporáneo se extraña de que haya quienes vayan a lugares incómodos a buscar algo que no es tangible, es cierto también que el aventurero extraña a ese mundo que deja y que llega a olvidar tanto tiempo como dure su expedición.

"Es una ironía de la expedición el hecho de que, mientras está fuera, el aventurero sueñe harto a menudo con su regreso a casa, incluso hasta el punto de tomar sinceras resoluciones para reducir su ritmo expedicionario durante algún tiempo, pero al cabo de unos días, tal vez de unas horas, de su regreso al hogar, esté planeando ya su próxima empresa. Esta necesidad de fuertes contrastes llega a ser compulsiva en la estructura del aventurero." (p. 222-223)

El tema de los patrocinadores y los compromisos que conseguirlos conlleva es abordado de manera directa y clara. Pero los aventureros la asumen, porque "La necesidad de triunfar, tanto por la propia satisfacción personal como ante los demás, es una sólida motivación básica en todo aventurero." (p. 227)

¿La razón de perseguir la aventura?: "facilitan la inspiración a aquellas personas que se limitan a vivir sus existencias cotidianas, y que sin la chispa de la aventura la humanidad jamás hubiera progresado como lo ha hecho." (p. 227) "La persecución de la aventura por el hombre no se debe tanto a la presencia de esta aventura; la razón subyace oculta, misteriosa, en el carácter complejo del hombre." (p. 229)



 



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