Comisión Internacional de las avalanchas. Atlas de las Avalanchas. UNESCO, París. 1981. Páginas. ISBN: 92-3-001696-9
En pocos países las avalanchas son un tema que se tiene en mente siempre que se está cerca de una montaña, tanto como lo es el agua en los países donde hay un desierto, así que no todo montañista estaba preparado para enfrentar o ver una avalancha en una gran montaña. Un suceso impresionante.
Conforme se fueron abriendo las posibilidades de viajar a otras cordilleras, especialmente las grandes (Himalaya, Andes y Alpes), las avalanchas pasaron de ser un tema mencionado a algo muy tangible. Quienes no conocían de ellas, tenían que averiguar, investigar y preguntar todo lo posible sobre las avalanchas… en un tiempo donde Internet no existía. La comunicación era lenta.
Las avalanchas de nieve no son los fenómenos naturales más destructores; inundaciones y terremotos hacen pagar un tributo más pesado de vidas y bienes cada año, pero las pérdidas que aquéllos infligen aumentan sin embargo progresivamente con el rápido desarrollo de las actividades humanas en las zonas montañosas, especialmente de deportes y distracciones. (p. 10)
En el año 1981, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura publicó un libro dedicado a las avalanchas porque “En el curso de los últimos quince años, la Unesco se ha venido interesando cada vez más por el estudio de los riesgos naturales y de los medios de protección contra los mismos.” (p. 10)
Creado por la Comisión Internacional de las avalanchas de la Asociación Internacional de Ciencias Hidrológicas y publicado en inglés, francés, español, ruso y alemán, el volumen pasó a ser consultado por muchísima gente, aunque quizá poco entendido. Ahí se habla ya de las avalanchas según su formación.
“El esquema de clasificación expuesto en este Atlas ha sido establecido por un grupo internacional de expertos, instituido por la Comisión Internacional de la Nieve y el Hielo (ICSI). Se basa en la experiencia adquirida en muchas partes del mundo y ofrece, por tanto, un marco de referencia para la observación y registro de avalanchas en una forma normalizada, lo que facilitará en el futuro la comparación y el cotejo de informaciones y datos de los diferentes países. También constituye una guía práctica para observadores de avalanchas, tanto profesionales como aficionados, a los que, es de esperar, dará una visión más clara de esos espectaculares y peligrosos fenómenos.” (p. 10)
Expuesto así, este libro trata de un primer indicio para llegar a una clasificación más precisa de las avalanchas y que cumpla también el papel de orientadora y guía. En español sólo tiene 16 páginas y hay que meterse a estudiarlo, no sólo a leerlo. Treinta años después, las cosas deben estar mejor explicadas y más precisas, pero este sigue siendo un buen punto de partida.