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Montañismo y Exploración
La cumbre de los dioses, vol. 5

Joji Habu es seguido por la lente fotográfica de Fukamachi en su ascenso por la pared suroeste del Everest por una nueva ruta, como es el estilo de Habu. Pero la novela no termina ahí, ni el ascenso a "la cumbre de los dioses" por Fukamara, sino en el mismo principio de la obra.







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Yumemakura Baku y Jiro Taniguchi. La cumbre de los dioses. Volumen 5. Ponent Mon, Madrid. 2007. 304 páginas. ISBN: 978-84-96427-57-0

La cumbre de los dioses v. 5En un encuentro fortuito, el fotógrafo de una expedición japonesa que regresa del Everest, encuentra en una tienda una cámara antigua y la adquiere. Es la legendaria cámara que llevara Mallory en su intento de 1924, del cual nunca regresó. Con esto se suceden una serie de acontecimientos que cambiarán la vida de Fukumachi, pero el más importante es hallar vivo a Jiro Habu, un montañista de primer nivel en Japón y que se creía desaparecido.

Pero no sólo no está desaparecido sino que a lo largo de los cuatro volúmenes anteriores, Fukumachi descubre a un persona con una fuerte personalidad y sigue su historia paso a paso a través de entrevistas con diferentes personajes que lo conocieron. Y termina por esbozar una idea: Habu quizá pretenda escalar la pared suroeste del Everest, en solitario y en invierno, algo que ni siquiera es soñado por los mejores alpinistas.

La idea no sólo resulta ser una realidad sino que Fukamachi lo acompaña. Habu ha accedido con una condición:

“A cambio, una vez que abandonemos el campo base, no nos intercambiaremos una sola palabra. Aún cuando tú estés a punto de morir, o que yo quede suspendido de la cuerda en una pared de hielo, ninguno de los dos se entrometerá en la situación del otro. Si me puedes dar tu palabra de que así harás, no me importa que me sigas adonde te apetezca.” (p. 80-81)

Con su carga cada quien, Fukamachi termina acompañándolo hasta muy arriba y luego regresa, ahora sí completamente solo, hacia el campamento base, pero antes de llegar se desvía de la ruta de ascenso y se dirige a la pared del Lhotse, desde la cual puede ver a Habu escalarla suroeste. Cuando al fin lo descubre, ve a un pequeño punto en la pared, muy por encima de la banda amarilla. Habu ha tomado la ruta más directa, esa que los ingleses no habían ni siquiera intentado por ser muy peligrosa y difícil, además de estar por encima de los ocho mil metros.

Si Habu lo logra o no, no es importante, pues pocas páginas después es abandonado por el autor y la historia se centra en la vida de Fukamachi. ¿Qué puede haber de interesante en la vida de un fotógrafo después de narrar la intensidad de la vida de un Jiro Habu? Aunque ha aparecido poco, Habu se ha convertido en el personaje principal de esta historia y una vez fuera de escena reaparece en el interior de Fukamachi, quien se ha adentrado tanto en la historia de Habu que se obsesiona y regresa al Everest.

Fukamachi asciende solo, sin oxígeno y en otoño al Everest, la cumbre de los dioses. Pero tampoco es este ascenso el que define el final de la novela, sino algo que pasa durante el descenso y que termina uniendo todos lo que al parecer eran cabos sueltos en la novela. No narraré ese detalle porque leer la novela perdería sentido si se conocen esos detalles.

En las novelas de ficción en montañismo la gran mayoría de los autores acude a la muerte o a los accidentes para hacer héroes a sus personajes La cumbre de los dioses no acude a este truco muy usado y de hecho no hay héroes ni mártires. Y cuando se usa la muerte o los accidentes es sólo para mostrar que se trata de un pasaje más y que más adelante está la vida.

Mirada desde nuestro tiempo, tiene muchas faltas, pero la historia, escrita por Yumemakura Baku es muy buena. Fue escrita a finales de la década de 1980 o principios de 1990. Fue publicada a principios de esta última década y, por supuesto, no habían sucedido algunos acontecimientos que definen a La cumbre de los dioses en su tiempo. Algunas de las obras de Baku han sido llevadas ala pantalla, en series de televisión o en películas.

Las ilustraciones son de Jiro Taniguchi, un excelente artista de manga. Fueron estos cinco volúmenes de una sola historia los que me abrieron los ojos ante las posibilidades del comic en el montañismo. Las novelas tienen sus limitantes por ser únicamente palabras escritas. Pero combinadas con las imágenes, dan una excelente idea de lo que el autor quiso decir.

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Selección de cuatro páginas del libro.
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