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Montañismo y Exploración
La última barrera en el Everest

En las faldas del Everest, del ladode Nepal, cientos de escaladores esperan a que los chinos alcancen la cumbre o que llegue el 10 de mayo para realizar su intento… o su aclimatación. Una situación como esta no ha pasado en toda la historia de la montaña y, quizá, del montañismo. ¿Qué es lo que puede pasar?







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Todo mundo espera que los chinos lleguen a la cumbre y enciendan la antorcha olímpica. Ese sería el día en que todos los que se encuentran en el lado sur del Everest puedan salir hacia la cumbre y realizar su propio intento. Pero a pesar de que todos desean que sea lo más pronto posible y se había anunciado que sería en los primeros días de mayo, el mal tiempo retiene a los chinos lejos de la meta. Y a todos los demás también.

En el lado de Nepal, un poco alejado del Campo 2, se ha puesto un letrero que jamás habría podido imaginarse: es el aviso de que nadie puede pasar de ahí sino hasta después del 10 de mayo. Mientras tanto, los escaladores que ya han llegado al campo 2, se la pasan entre el campamento base y los varios poblados que hay cercanos. Forzados a la inactividad y sin comunicación propia, recurren a líneas de Internet muy caras pero muy lentas.

El problema ahora es el nerviosismo por la llegada de la fecha. Los diferentes dirigentes, sean grupos comerciales o no, se están enfrentando a una auténtica carrera. Es posible que sólo se tengan una ventana de buen tiempo y esta vez todos querrán subir a la cumbre. El atasco que esto significa en ciertos lugares es imposible de imaginar, sobre todo en la Cascada de Hielo y en el paso de Hillary.

En años anteriores ha habido muchos ejemplos de personas que van por su objetivo pasando incluso por sobre la vida de otros. ¿Este año será la excepción? Quienes esperan su turno para llegar a lo más alto del mundo, han pagado sumas muy altas y querrán cobrarse hasta el último dólar, sea con sherpas o con dirigentes de las expediciones. Lo cierto es que prácticamente nadie está debidamente aclimatado para llegar a los ocho mil metros.

Además del problema que ya constituye esta barrera y la problemática futura que encierra, en el lado de Nepal, el Everest se ha visto surcado por aviones militares, militares mismos con órdenes de disparar, retenes a montañistas, un helicóptero con oficiales de embajada a bordo “sólo para inspección”, chequeos a lo largo de la cascada de hielo para revisar el equipo y descubrir cámaras fotográficas, banderas del Tíbet y todo aquello que pueda ser sospechoso.

No por nada, la UIAA ha negado a China el poder desplegar su bandera en la cima.



 



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