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Montañismo y Exploración
Invidentes pero visionarios

El volcán Ipala fue el objetivo de un grupo de invidentes de Guatemala. Guiados por el Grupo K’ashem, los guías no esperaban tener una de las experiencias más gratificantes de su vida. Los guías recibimos una gran lección de vida.







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Cráter del Volcán Ipala con 1,650 metros de altitud. Su laguna de casi 1km de diámetro posa a 1,450 metros, justo dentro del cráter.

Si te encuentras justo antes de iniciar el ascenso a una montaña cierras tus ojos y trata de percibirla sin imágenes.  ¿Qué escuchas?, ¿qué sientes?, ¿qué hueles? Sin abrirlos aún, trata de explorarla y sentirla. ¿Cómo podrías explorar más allá sin poder ver? Seguro  te darás cuenta que tus propios ojos han conspirado para que no veas más allá de lo que ellos pueden alcanzar. La temperatura, la velocidad y dirección del viento, la humedad del ambiente, la textura por donde pones tus pies, el polvo o el rocío que choca contra tu piel en minúsculas partículas, el peso de tu ropa, el intenso olor de las plantas, animales y otras personas que te rodean son sólo alguna de las características que la mayoría de personas no vemos.

El grupo, formado por miembros de la Asociación Nacional de Ciegos de Guatemala y de la Escuela de Montañismo K’ashem

El 5 y 6 de abril, con mucho ánimo y entusiasmo, un grupo conformado por 40 personas de la Asociación Nacional de Ciegos de Guatemala —ANCG— con el apoyo de la Escuela de Montañismo K’ashem, se dispusieron ascender el volcán de Ipala en Chiquimula, Guatemala.

Los guías: Jacobo, Alejandra, Alejandro Villatoro, Nekane Viota, Christian Rodríguez, Mónica Estrada y Walter Vásquez

Tomé el mando del grupo al dirigir las palabras de bienvenida y dar las indicaciones preliminares del ascenso.  Tendría que ser muy cuidadoso con las descripciones, el primer reto fue presentar a los guías de la expedición, cada uno fue diciendo su nombre: Mónica, Walter, Jacobo, Alejandro, Nekane y yo mismo —“el profe” como me llamarían en su mayoría—. Por el tono de voz o por el olor de cada uno de nosotros nos reconocían de inmediato.

Bastaba con posar su mano en el hombro ó en la mochila del guía ó bien de otro compañero para seguir con el ascenso.

Se prepararon mochilas y se dividieron los grupos que guiarían durante todo el trayecto. Las personas con incapacidad visual se manejan muy bien en el entorno que no hace falta decirles por donde pisar o cómo moverse, bastaba con que descansaran su brazo sobre el hombro ó la mochila del guía u otro compañero y comenzaban el ascenso.

El volcán de Ipala de 1,650 msnm, se encuentra en una zona árida. El intenso calor y el radiante sol hacen del ascenso una tarea muy agotadora desde su inicio.

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