Michele Slung. Viviendo con caníbales y otras historias de mujeres. National Geographic Adventure Press / RBA. Barcelona. 2000. 254 páginas. ISBN: 84-8298-209-5
Como pionera, a veces sentí la soledad, pero he obtenido una enorme satisfacción que mis seguidores nunca podrán conocer.
Dian Fossey
...los viajeros gozan del privilegio de hacer las cosas más impropias con perfecta propiedad. En esto consiste el encanto de viajar.
Isabella Bird Bishop
Los exploradores casi siempre se mencionan en masculino pero, "qué hay de las mujeres exploradoras? ¿Qué han hecho? Viviendo con caníbales es una antología interesante de la vida de algunas exploradoras, desde la selva de Borneo hasta el Polo Norte y de las profundidades del mar a aquellas otras del espacio.
Dieciséis biografías de mujeres que han realizado una aportación al conocimiento del mundo en sus respectivas áreas es algo digno de tenerse en cuenta, sobre todo si se colocan no sólo a las presentes (Catherine Destivelle o Dian Fossey, por ejemplo) sino a las ya legendarias, como Florence Baker en su viaje junto con su esposo a la fuente del Lago Alberto, una de las fuentes del Nilo Blanco.
Como mujeres, debían y deben luchar contra los prejuicios de sus respectivas épocas, pero "Entre los descubrimientos realizados por las mujeres exploradoras quizá el más importante fue sentir la libertad que proporciona el propio acto de explorar." (Reeve Lindbergh, p. 13)
Catherine Destivelle, una de las más famosas escaladoras del mundo, se queja de esa popularidad que le han dado los medios de difusión masivos:
"A veces quiero ser famosa y a veces no", admite Catherine [Destivelle]. Tras 15 años siendo objeto de atención de los medios informativos de todo el mundo, se ha ganado el pintoresco sobrenombre de «Reina de la roca» o «Estrella de la roca» y ha sido aclamada como la grande dame des sommets. Por esta razón sabe perfectamente lo difícil que es ser reconocida por sus verdaderos objetivos "cuando la gente habla de ti de una forma en que no te reconoces»." (p. 62)
Pero fuera de ese mundo que los montañistas comprenden tan bien o perciben vagamente, ¿por qué una mujer debe viajar? "...paulatinamente llegamos a la convicción de que si proseguíamos nuestra vida en la ciudad, con las tópicas [sic] cuatro paredes de los apartamentos, escuelas y oficinas, moriría en nosotros lo que más apreciábamos: el gusto por el descubrimiento." (Yva Momatiuk, cit. en p. 112)
Así es como se empieza a viajar: "Viajar es para la mente lo que el ejercicio para el cuerpo. Uno debe estar abierto a todo cuanto le es extraño y no dejarse intimidar por ello." (Arlene Burns, cit. en p. 84) Entonces, se llega a apreciar la vida de otra forma y "Cuando se vive de forma tan intensa, viajar puede convertirse en una adicción." (Arlene Burns, cit. en p. 93)
Personas que sentían la fascinación de viajar y de ir más allá de lo que su mundotes dice que deben aceptar, las mujeres de esta antología son testimonio de lo que puede hacer la mujer no sólo hoy: "En beneficio de las mujeres que no han subido por encima de los 5,000 metros pero que pretenden intentarlo, ofrezco mi experiencia por su puede ser de utilidad" (Fanny Bullock Workman, cit. en p. 59)
El libro tiene una gran deficiencia: los capítulos correspondientes a las mujeres no contemporáneas son bastante superficiales y contienen una dosis de feminismo que desmerece la labor realizada. En cambio, las biografías contemporáneas son más directas y ágiles.
Erratas
Página 65, antepenúltima línea, se menciona "la columna Bonatti". Se trata del Pilar Bonatti.
Página 93, segundo párrafo, dice: "Después de deslizarse sobre las corrientes del río a lo largo de unos 150 kilómetros..." La cifra debe estar mal, pues habla del recorrido del río Brahmaputra en kayak.
Página 140, inicio del párrafo, dice: "Dian viajaba con..." Debe decir "Biruté", pues el capítulo habla del trabajo de Biruté Galdikas.