Reinhold Messner. En los límites de la Tierra. Desafíos alpinos en el Himalaya y Karakorum. Ediciones Tutor, Madrid, 1991. 254 páginas. ISBN: 84-7902-030-X
| Sólo es creativo quien tiene fantasía para ir donde los otros no van. |
La evolución del montañismo está ligada fuertemente a hombres, ideas y hechos. Messner, a quienes muchos consideran "el mejor alpinista del mundo", es uno de tales personajes. En los límites de la Tierra es una selección de sus expediciones a las cordilleras del Himalaya y Karakorum que provocaron un cambio en la manera de ver el alpinismo como totalidad. Las expediciones presentadas son su ascenso al Manaslu en una expedición convencional pero a partir de la cual quedó convencido que "no era la meta, sino el estilo, lo que tenía que cambiarse" (p. 40); su ascenso en estilo alpino al Hidden Peak con Peter Habeler; el primer ascenso sin oxígeno al Everest, también con Peter Habeler; su escalada en solitario al Nanga Parbat, su llegada al K2; su ascenso en solitario al Everest por el lado del Tibet y la doble ascensión en un solo recorrido a dos cumbres de ocho mil metros: los Gasherbrum I y II.
Los textos son las partes más significativas de los respectivos libros y lo más valioso de éste son sus notas introductorias, donde explica claramente el por qué de esa evolución, lo que él llama "su" alpinismo: "Si mi alpinismo se hace rutina, ya no tiene sentido." (p. 238)
Independientemente de la calidad de los escritos, a la que Messner tiene acostumbrados a los lectores, existe un pequeño ensayo al principio del libro que vale la pena extractar aquí en sus puntos principales:
"...yo no quiero devaluar el turismo organizado de los 8,000 m, sólo quiero relativizarlo. Subir el Shisha Pangma con guía y caminos organizados es también agotador, pero la verdadera aventura se acaba. La "aventura organizada" es realmente una contradicción en sí misma aunque una posibilidad, de cualquier modo respetable... Quizá el 80% de los alpinistas de 8,00 m de los últimos años, han conseguido su éxito en el marco de una expedición comercial. Esto es más un mérito del organizador que de los "ambiciosos actores", también fruto del espíritu de los tiempos."
"La verdadera aventura incluye el fracaso, las expediciones comerciales deben excluirlo."
"Quien vive una aventura límite en la montaña y la lleva a un programa de TV, puede se un buen actor, un intérprete de la aventura pero no un precursor en el desafío entre el hombre y la naturaleza salvaje. La verdadera aventura no se escenifica, quizás se documenta con un par de imágenes, lo otro es más o menos, teatro."
"Quién controla todo? Nadie, y esto es por cierto, lo que hace tan importante tener indicaciones exactas."
"Quien no haya aprendido la diferencia entre aventura y espectáculo puede ir al cine en vez de subir al Everest."
"Una regla de oro permanece: cuanto más difícil sea documentar una aventura, tanto más mérito tendrá. Mientras se pueda escenificar, filmar o actuar, la incertidumbre es mínima. Una aventura empieza allí donde el "teatro" termina... Cuando se trata de sobrevivir, olvidamos la cámara de fotografía y todo lo que viene después. En ese momento no se decide sobre el éxito y fracaso, se decide sobre la vida y la muerte."
"La juventud quiere hacer todo lo que se imagina y en lo referente al deporte no tengo nada que objetar. Sobre todo, cuando sin técnica y sin drogas busca nuevos horizontes. Pero me opongo, cuando la gente explora esta tierra, la arruina y la hace inhabitable con la excusa de servir a la humanidad."
"Nuestro alpinismo no fue alpinismo del tipo conquista, como el de Hillary, Buhl y Bonatti. Fue la búsqueda de nuevos valores límite. A primera vista ilógico, pero lleno de incertidumbre como el alpinismo de los pioneros. El gran alpinismo del mañana será más loco, por lo absurdo." (p. 13-15)
El libro tiene algunas de las obras que el pintor francés J. G. Inca hizo en base a las expediciones de Messner. La edición tiene un defecto: la traducción es mala y aunque se entiende, a veces es difícil seguir la pista de la narración. Un ejemplo está en llamarle "Gennfer Sporn" al Espolón de los Ginebrinos en el Everest. Y como éste, hay más. De cualquier manera, la lectura es amena y el libro se torna importante a la luz de los comentarios introductorios de cada capítulo.