Ideario 31
1 febrero 2000
…el viajero ha de enfrentarse con el hambre, la sed y la fatiga; a veces tiene que vencer el miedo…
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...el viajero ha de enfrentarse con el hambre, la sed y la fatiga; a veces tiene que vencer el miedo, aunque debe ser más bien miedo a la Naturaleza que al hombre. Para los que somos de una condición sencilla y optimista, esta lucha es mucho más grata que cualquier combate a mano airada. Al vencer la supuesta malignidad de la Naturaleza no hacemos más que vencernos a nosotros mismos.
La felicidad parece ser una excelente amiga de quienes han aprendido a vivir con intensidad cada uno de los momentos de la existencia, y nadie tiene tan copiosas oportunidades de ser maestro en este arte como el viajero. Cada día, ande o descanse, tendrá ocasión de disfrutar de algo nuevo. Instalar el campamento cada noche proporciona el renovado encanto de tomar posesión de una nueva casa. Alcanzar la meta es algo de importancia puramente secundaria y el viajero no debe precipitar el término de su viaje. Si logra bastarse de sí mismo y se dispone a percibir con todos sus sentidos los encantos del escenario que en cada momento le rodea, casi todos los lugares del mundo le parecerán igualmente hermosos. La montaña y el llano, el desierto y la selva, le atraerán con idéntica fuerza.
Tom Longstaff
Recuerdos de Viaje
1950