Una vez que el hombre ha obtenido las cosas necesarias para la vida, hay otra alternativa al hecho de proveerse superfluosidades; y ello es aventurarse en este momento hacia la vida, iniciando así su descanso con relación a su más humilde y arduo trabajo. La tierra, al parecer, está hecha para la semilla, pues habiendo ésta enviado su radícula hacia abajo, puede ahora enviar también su tallo hacia arriba con seguridad. ¿Para qué el hombre ha de arraigar así en la tierra, si no es para poder luego elevarse en la misma proporción hacia los cielos?

Es cierto, jamás auxilié materialmente a la salida del sol, pero tengan por seguro que para mí era de lo más importante presenciar ese momento.

Henry David Thoreau