Ideario 14
10 abril 1999
…y te viste obligado a dejar de lado lo convencional, a salir de ti mismo y a volver a las raíces de tu personalidad para poder decirles algo.
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Puede que se te vayan de la memoria los nombres, puede que nunca vuelvas a recordar con claridad las pequeñas cuitas y la suerte de aquellas gentes, pero jamás olvidarás cómo te aproximaste primero a los niños, después a la mujer, bajita y pálida, después al marido o al abuelo en un momento favorable. Porque con ellos no podías hablar de cosas familiares ni establecer contacto sobre la base de cosas pasadas y comunes; para ellos, tú eras tan nuevo y desconocido como lo eran ellos para ti y te viste obligado a dejar de lado lo convencional, a salir de ti mismo y a volver a las raíces de tu personalidad para poder decirles algo. Puede que no habláseis más que de pequeñeces, pero tú hablabas con ellos como una persona habla a otras personas, tanteando y preguntando, con el deseo de aprender a conocer un poco aquellos desconocidos, de ganarte un pedacito de su manera de ser y de su vida para poder llevártelo contigo.
Hermann Hesse.
"Sobre los viajes", 1904