Ideario 7
25 diciembre 1998
Somos máquinas maravillosamente construidas. En un momento nos mostramos todo decisión y al siguiente, todo duda…
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¡Asaltos de la fría duda! ¿No es arriesgar demasiado y no será la ganancia demasiado pequeña? Sea como fuere, allí se puede ganar más que aquí. ¿No es, pues, mi deber?
Somos máquinas maravillosamente construidas. En un momento nos mostramos todo decisión y al siguiente, todo duda... Hoy nuestra inteligencia, nuestro saber y hacer se nos aparecen como mísero aburguesamiento que no vale un ardite; mañana nos lanzamos, impulsados por una sed devoradora, a estas investigaciones, dispuestos a abarcarlo todo. Nos afanamos en busca de nuevos senderos, y un consuntivo descontento nos atormenta, hijo de nuestra incapacidad de resolver el problema en toda su amplitud. Luego volvemos a despeñarnos y nos acomete un sentimiento de miseria ante la caducidad de las cosas humanas. El mundo equivale a un granito de polvo en el platillo de la balanza, a una gota de rocío que cae sobre la tierra a la hora del amanecer.
No es cosa nueva sufrir, porque nuestra ciencia es fragmentaria, porque, nunca nos es dado penetrar en lo más recóndito que se oculta en el fondo de los hechos. Pero suponiendo que pudiésemos calcular de modo que los misterios más profundos se nos presentaran con la claridad de una regla de tres, ¿seríamos por ello más felices? Tal vez al contrario. ¿Acaso no está la felicidad en la lucha por el saber? Yo soy muy ignorante, por lo cual poseo las condiciones previas a la dicha.
¡Voy a llenar una pipa de la paz y a ser feliz!
Fridtjof Nansen.
Bitácora de su exploración al polo norte.
Noviembre 18, 1894