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Montañismo y Exploración
Sin oxígeno. Peripecias en los Himalayas


Una primera ascensión es siempre importante y más si se trata de una montaña en el Himalaya. Greg Child, ofrece en Sin oxígeno la narración de tres expediciones en los Himalayas y en todas se realizan primeros ascensos de gran importancia técnica. El ascenso al Shivling, al Lobsang Spire y a la arista noroeste del Gasherbrum IV son tratados en profundo como lo que son: experiencias de un grupo de personas que se reúnen con un objetivo común.







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Greg Child. Sin oxígeno. Peripecias en los Himalayas. Ediciones Desnivel, Madrid, 2003. 286 páginas. ISBN: 84-95760-91-6


Greg Child, un australiano que emigró a los Estados Unidos y se hizo un buen escalador, narra en Sin oxígeno la historia de tres expediciones en las que participó, todas ellas en el Himalaya. El título podría parecer la repetición de uno de muchos libros que circulan desde hace años y en los que se narra la aventura personal de ascender por la misma vía una montaña demasiado visitada.

Pero Child depara sorpresas en este libro porque las escaladas que narra son de primera importancia: el primer ascenso al pilar este del Shivling, en el Himalaya del Garwhal, el primer ascenso al Lobsang Spire, en el Karakoru, y el primer ascenso a la arista noroeste del Gasherbrum IV, también en el Karakorum.

Primeros ascensos de gran calidad (y para ello basta ver las fotografías), tienen una gran importancia por sí mismos porque "Aunque se trata de un pequeño promontorio en medio de un mar de gigantes, pisar terreno virgen supone un regocijo." (p. 114)

En el Shivling, Greg Child era un novato: "Mientras me ajustaba los crampones, me dije a mí mismo que mis conocimientos de alpinismo cabrían en la cabeza de un alfiler. Comparado con Doug [Scott] y Georges [Bettembourg], lo que yo estaba haciendo era fingir que era alpinista." (p. 37) Sin embargo, eso no lo detiene pues tiene la determinación necesaria para afrontar las montañas en las que se ha comprometido.

Pero si bien no tenía experiencia en montañas nevadas, lo que más le impresiona es el contacto con otra cultura: "Antes de aterrizar en India, la mayor parte de lo que había leído sobre expediciones, más que con aspectos culturales tenía que ver con quién había subido y qué en el Gangotri. Eso me dejaba mal preparado para lo que veía..." (p. 28)

De esta forma, Child traza breves y elegantes historias de los pueblos, de los acontecimientos políticos del momento y puntos de vista sobre los baltís que le hacen ver que su visión del mundo es muy diferente de la de sus porteadores: "La limpieza les resulta algo tan ajeno a los baltís como el color a los ciegos. En una aldea baltí no hay basura, pues todo puede reutilizarse o emplearse como combustible. La basura que había en el suelo de Paiju no eran más que objetos útiles en espera de su uso." (p. 107)

Pero regresando a sus ascensiones, es precisamente en el Shivling, cuando era novato, donde cambia su manera de ver el montañismo: "Hasta ese momento, la idea de escalar una montaña era, para mí, algo que tenía que ver con diversión, y llegar a la cumbre era algo que yo consideraba como un objetivo que se podía tomar o dejar. Pero ahora la cumbre tiene una aplicación muy práctica: es el camino de descenso." (p. 62) Estaban subiendo en estilo alpino y aprendió que ese juego tiene otras reglas.

La segunda ascensión, la Lobsang Spire, es un primer ascenso absoluto a una pared de alta dificultad dentro de una expedición que tiene tres objetivos: esa montaña, el Broad Peak y el K2, todas en la misma temporada. Ahí parece encontrarse a un Child diferente pues se define abiertamente por la cumbre cuando no es posible llegar a ella sino taladrando la roca. A sus compañeros no les importa tanto la cumbre (están a 30 metros de ella) pero Child decide taladrar:

"Hacer agujeros en roca lisa es una táctica común en paredes de granito como las de El Capitán, donde se utilizan remaches para enlazar sistemas de grietas discontinuos. Pero, mientras para mí es algo normal, para mis compañeros, cuya ética tradicional considera esas tácticas como trampas, supone una novedad. Si bien algunos podrían decir que la vía terminaba allí, la aguja no lo hacía, y si no era la cima el objetivo de nuestro esfuerzo, entonces ¿por qué molestarse? Para mí, esta cumbre es la bolsa de oro." (p. 131)

El último relato es el segundo ascenso al Gasherbrum IV. El primero lo hicieron en 1958 Walter Bonatti y Carlo Mauri y desde entonces nadie ha pisado de nuevo la cumbre. Pocos meses antes de su partida, Child recibe la noticia de que Voytek Kurtyka y Robert Schauer han ascendido la cara oeste y bajado por la arista noroeste. No hicieron el segundo ascenso porque se habían quedado sin combustible y decidieron bajar de inmediato. "Su hazaña no necesitaba la cumbre. Esa escalada tenía entidad propia para considerarse una obra de arte. Fue una genialidad para los que necesitaron poner en el asador hasta la última célula de sus cuerpos." (p. 189)

No tan lleno de episodios técnicos como el ascenso al Shivling, el Gasherbum IV resulta ser una ascensión muy técnica donde escalan sin encordarse: "Uno a uno hacemos la travesía sobre las puntas frontales. Nada nos une a la pared, salvo los dos centímetros y medio de las puntas de nuestros crampones y los picos de nuestros piolets. Un resbalón y caeríamos por toda la cara noroeste hasta el glaciar, mil quinientos metros más abajo." (p. 253)

Cuando descienden de la cumbre, se encuentran con noticias de algunas muertes ocurridas en el K2. Es 1986 y aún morirían más en esa montaña. Es con un resumen de los acontecimientos del K2 en ese año que Greg Child cierra su libro. Aunque pequeño, este resumen no deja de ser una visión diferente de la plasmada por Kurt Diemberger en K2: el nudo infinito.

En la narración del ascenso al G-IV, Child diserta sobre el vivac de Bonatti en el K2 en 1954: "Bonatti, que tenía veinticuatro años cuando fue al K2, pudo haber hecho cumbre si no se hubiera visto obligado a pasar una noche al raso en un agujero de nieve improvisado, a siete mil novecientos veinticinco metros." (p. 220) Es obvio que no conocía la versión de Bonatti (K2: historia de un caso) o sólo tomaba en cuenta la oficial.

El libro es importante por los ascensos descritos y, aunque se toma su tiempo para describir los pormenores de los líos con los porteadores, algo que quizá enerve a muchos lectores que ya han leído lo mismo muchas veces, la narrativa de las expediciones es muy vívida.

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Erratas

Página 158, cuarto párrafo, dice: "Caminamos con esfuerzo y la latitud nos hace jadear." Debe decir altitud.

Página 192, inicio del último párrafo, dice: "Nos acomodamos en el Hotel Shezerade..." El nombre es Sherezade, nombre de la protagonista de Las Mil y Una Noches.

Página 189, tercer párrafo, dice: "...el polaco Voytek Kurtyka y el austriaco Robert Shauer..." El apellido es Schauer.



 



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