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Montañismo y Exploración
Todo es posible


El paracaidismo, el montañismo, la espeleología, el buceo y los globos aerostáticos, ¿pueden estar al alcance de los cineastas que quieran hacer una buena producción? Todo es posible es la respuesta. Leo Dickinson narra de forma cuidadosa pero divertida sus peripecias detrás de la cámara y la reconstrucción de famosos dramas de montaña para su cámara. Una vez leído, el lector siente que realmente todo es posible.







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Leo Dickinson. Todo es posible. Ediciones Desnivel, Madrid. 1993. 224 páginas. ISBN: 84-87746-21-7


Saltar de paracaídas, volar en un globo aerostático y sentirse suspendido en el aire, escalar el Eiger o en la Patagonia, adentrarse a cavernas donde nadie ha estado antes y descubrir que ahí dentro, a cientos de metros de la superficie, se puede practicar el espeleobuceo lo mismo que en los grandes agujeros de las Bahamas... ¿Quién es capaz de hacer todo esto si se necesita mucho dinero?

Leo Dickinson no tiene mucho dinero pero su oficio y vocación es el cine y a través de él ha logrado viajar a todos estos sitios y más y aunque esto pareciera abrirle las puertas, dice atinadamente:

"¿qué patrocinador desea verse asociado con desastres?" (p. 29). Todo es posible es precisamente un resumen de sus vivencias aunque cuando se lee cada uno de los apartados, no pareciera ser precisamente un resumen pues, acostumbrado a producir películas, sabe proporcionar la información adecuada en el espacio justo.

"La información adecuada" significa que existe información histórica, entrevistas, puntos de vista de los participantes, información documental tanto escrita como gráfica y, además, una fluidez en la narrativa realmente impresionante.

La historia del Eiger es contada por Heinrich Harrer y Anderl Heickmair y revivida por las reconstrucciones de la muerte de Toni Kurtz en 1936 y el accidente de John Harling en la directísima de pared norte, treinta años después. No se trata sólo de una entrevista más o de un libro bien documentado. Va un poco más allá: reconstruir la escena de una caída que sólo vio una persona pero que tienen que ver en película miles más, significa una dedicación extraordinaria.

Al final del libro, uno descubre que más que la propia aventura personal, Leo Dickinson ha hecho que el lector descubra el paracaidismo, el espeleobuceo, el vuelo en globos aerostáticos o la escalada en roca a través de tres historias: aquella de los orígenes del deporte, la de los protagonistas pioneros y la suya propia, que nunca está exenta de un humorismo increíble:

"Si existen las buenas y las malas emanaciones, entonces Wookey era un lugar de mal agüero, al menos para mí. Además su nociva influencia se extendió durante un cierto tiempo: Al poco de mi vuelta a casa, el perro mordió a la repartidora de periódicos, una de las baterías produjo un cortocircuito y se prendió fuego la alfombra de la sala de estar, y por último Mandy, a sólo unas pocas semanas de nuestra boda, se preguntó qué clase de locura iba a cometer y se marchó a su casa a pensarse el asunto dos veces."

Erratas

Pie de página 97, dice: "55. los primeros hombres que escalaron el Eiger, en 1936..." La fecha correcta es 1938.



 



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