Reinhold Messner. Solo. La primera ascensión en solitario al Nanga Parbat. RM (Aventura), Barcelona, 1980. 258 páginas. ISBN: 84-7204-080-1

"Acabo de superar un escalón vertical y, ya casi sin respiración, observo desde aquí arriba que no puedo retroceder. Mis músculos están como paralizados; estoy sudando a pesar de que hace frío dentro de la tienda. Hay escarcha sobre la oscura tela que me cubre. Digo algo, grito, pero me no oigo a mí mismo. Siento cómo el miedo atenaza mi cuerpo. Quiero chillar."

Así inicia Reinhold Messner la narración de una de las ascensiones más importantes en el Himalaya: escalar solo una montaña de ocho mil metros, pero en este caso no es "sólo" una de las más altas montañas del mundo, sino la "«Montaña del destino»; así es denominado el Nanga Parbat." En esa montaña, los hermanos Reinhold y Günther Messner realizaron la primera ascensión por la pared más alta del mundo, en el flanco del Rupal, en 1970 y tuvieron que descender por el flanco del Diamir, es decir: del otro lado de la montaña, en donde Günther perdiera la vida.

De esta forma, el Nanga Parbat se convierte en una obsesión para Messner, pero es ahí donde tendría que aplicar la filosofía que desarrollara en Europa cuando la discusión sobre el séptimo grado:

"«La solución de los problemas del Himalaya exige que se resuelvan otros, como los referentes a la conquista de nuestros Alpes Orientales y Occidentales, pero no es lo mismo tener que concentrar la energía física y espiritual en unos días que en varios meses. En el Himalaya no juega un papel tan importante el ataque rápido, que exige un gran esfuerzo de la voluntad y que muy frecuentemente es el factor decisivo en la escalada de las paredes más difíciles de nuestros Alpes. Allí, en el Himalaya, las cualidades esenciales son la perseverancia constante hasta el final y el estar preparado en todo momento para la lucha, En el Himalaya es decisiva la cooperación de caracteres semejantes, el trabajo en común, no al servicio de la ambición personal sino únicamente al de la conquista de la gran meta.»

"Estoy cansado de leer siempre lo mismo. No me gusta. Soy demasiado individualista, no me pueden gustar semejantes métodos. Por eso tampoco descubrí la fascinación de los ochomiles hasta el día en que vi el Nanga Parbat. Fue el primer ochomil que conquisté." (p. 23-24)

La historia personal de Messner en el Nanga Parbat tiene un gran peso en la decisión de ir solo, porque "Ahora quiero demostrarme a mí mismo qué significa estar solo. Por ello voy al Nanga Parbat. Cuando por casualidad me encuentre en compañía de alguien, no le descubriré nada de mí ni de mis sueños. No quiero ir otra vez allí con el único propósito de vencer o fracasar. Sencillamente, quiero ir... No me estremece pensar que voy a escalar solo. Sí me aterroriza verme toda la vida haciendo lo mismo que he hecho en las seis semanas comprendidas entre lo del Everest y el Nanga Parbat." (p. 38) "...contra viento y marea, yo seguiré mi propio camino. No quiero morir de inactividad, cansado de tanto decir «¿Qué tal está?» y de tanto estrechar la mano..." (p. 39) Pero:

"Tampoco me resultó fácil prescindir del mundo habitado y crearme uno propio, si quería seguir viviendo. He estado demasiado tiempo sujeto a todo, de modo que me he agotado a mí mismo y a aquellas personas en las que me apoyaba. Ahora quiero jugar mi propio juego, sin titubeos ni arrepentimientos, aunque lo pierda todo en el Nanga Parbat." (p. 43)

"Mi propósito no es realizar una hazaña de la que hablen las generaciones futuras. Sé demasiado bien que todo acaba por ser olvidado; y me parece correcto que así sea. Tan sólo me interesan el aquí y el ahora." (p. 65)

"Son las cuatro de la tarde del nueve de agosto [de 1978] cuando llego a la cumbre." (p. 164) Tres días de escalada desde su campamento base, al pie de la pared del Diamir, le han llevado hasta ahí. De retorno en su vivac 2, "Me duermo sabiendo que el tiempo va a empeorar." (p. 174) Un día queda detenido ahí y al siguiente, sabiendo que el buen tiempo no durará, decide bajar de la montaña:

"11 de agosto. Por la mañana observo que el tiempo ha experimentado una mejoría, aunque sigue siendo malo. Sin detenerme a pensarlo mucho, tomo la decisión adecuada: dejar todo tal como está y descender. Antes, tiraré en una grieta el equipo completo: tienda, saco, hornillo... En la mochila llevo tan sólo unas películas, la cámara y algunas cositas como al altímetro y las gafas de glaciar.

"Nada me retiene aquí. A las 5 de la madrugada ya estoy fuera de la tienda. Decidido: me lo voy a jugar todo a una carta. También me dejo las provisiones: las sopas, el fogón, todo. Tengo que llegar hoy al Campamento Base, y eso de un solo tirón. Esto supone salvar un desnivel de 3,000 metros, yendo por la ruta más directa y escarpada. De no lograrlo, no sobreviviré a la noche." (p. 182) "¡Qué maravilloso es poder decidir todo solo! Aquí no soy responsable de nadie, excepto de mí mismo." (p. 181)

El descenso es por una nueva vía del flanco del Diamir pues la que usó para ascender cayó durante un terremoto dos días antes: "El couloir de hielo por el que quiero descender es el lugar más peligroso del Nanga Parbat. Así me digo: si todavía me queda alguna ruta, es ésta" (p. 183) En una pared que nadie ha escalado antes, Messner baja "mirando a la pared, con el piolet en la mano derecha y una manopla cubriendo la izquierda, para apoyarse..." (p. 183)

Ese mismo día llega agotado al Campamento Base y se convierte en el primer hombre en escalar una montaña de ocho mil metros totalmente solo, por una nueva vía. Por supuesto, ya en el Campamento surgen preguntas importantes:

—"¿Crees que te van a imitar?

—"Seguro. Y las generaciones venideras harán este tipo de expediciones con más elegancia y facilidad. Escalar en un día y todavía con menos medios técnicos un ochomil por una pared difícil: hasta ahí tenemos que llegar. Yo sólo he puesto los cimientos. Sí, ellos lo resolverán todo con más elegancia. Avanzarán apoyándose en sus propios conocimientos y nunca más en los medios materiales. Y tacharán de los manuales lo que nosotros hemos establecido como límite entre las posibilidades del ser humano, porque ellos los superarán airosamente. Y serán ellos quienes critiquen sus propios objetivos una vez alcanzados. Pero deben triunfar en todas las expediciones con seguridad y honradez, pues sólo así podrán acallar sin clemencia a todos aquellos que no se conforman con ser presuntuosos, sino que además hablan en voz alta. Esta expedición, anterior a ellos y compuesta por un solo hombre, ha contribuido echando abajo el prejuicio de que los ochomiles pueden ser escalados únicamente por grupos. Se pensaba que las cimas del Himalaya estaban por encima de las alturas «mágicas», y la tan extendida idea de escalar en solitario era tomada como una herejía. Pero es la misma historia de siempre: lo que hoy se ríe como una locura, mañana es ortodoxo. Así sucedió con el séptimo grado, con el Everest sin oxígeno, y así sucederá con esta escalada en solitario." (p. 194)

Como todos los de Messner, éste es un libro que se lee con fluidez, con puntos importantes para ser discutidos y valorados. Narración extremadamente personal, es también la historia de las ascensiones al Nanga Parbat hasta 1978, con un enfoque muy particular.