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Montañismo y Exploración
La rebelión de las máquinas, en la cara sur de la Aguja Poincenot
28 diciembre 2011

Joel Kauffman, Jens Holsten y Mikey Schafer hicieron un primer ascenso de la cara suroeste de la Aguja Poincenot en un ascenso en estilo alpino que duró tres días. La ruta lleva por nombre “La rebelión de las máquinas”.







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Cruzamos nuestros dedos sobre una fotografía de alta resolución de la montaña, preguntándonos su podríamos escalar lo que creíamos ver.

Jens Holsten

Joel Kauffman, Jens Holsten y Mikey Schafer hicieron un primer ascenso de la cara suroeste de la Aguja Poincenot en un ascenso en estilo alpino que duró tres días. La ruta lleva por nombre “La rebelión de las máquinas”, por una de las películas de Terminator y tiene una graduación de VI, 5.11 A2+ 900 metros, 750 nuevos.

Mike Schaefer tenía la inquietud de abrir esa vía y les contó a Joel y Jens. Avanzaron hasta la pared, que está dividida en tres partes. La escalada no implicó nada extremo pero tuvos sus propios incidentes como para hacerla única. Mike se había lesionado un tobillo tres meses antes: esguince. Su lesión le hacía temer no estar listo, sobre todo porque debía entrenar lo suficiente como para tener el nivel necesario. Sin embargo, pudo recuerarse rápidamente y comprobó que su nivel en escalada no había bajado mucho.

La rebelión de las máquinas

El primer día hicieron la aproximación a la base de la pared y escalaron el primer tercio, hasta una repisa. “Joel escaló con rapidez la mejor escalada que podríamos esperar… hasta ahora, todo bien”. El segundo día hubo un incidente:

“El frente de la agujeta de mi bota se rompió cuando me senté al final del largo que había punteado. Sentado, vi con desapego cómo la bota se desplomaba por el granito escarpado. No hubo necesidad de gritar. Sólo un desprecio interno… Me armé de valor para pasar unas pocas noches con el esfuerzo extra de mantener los dedos calientes. Finalmente, se lo confesé a Jens.”

“En realidad, se te cayó la bota?” Mis ojos siguieron el camino del calzado volador: hacia abajo por la pared, el couloir de nieve que usamos para aproximarnos para detenerse en un glaciar con rocas. “La encontraremos en el camino de bajada”, dijo Joel. Su tranquilidad en medio de una grave pérdida me consoló. Joel conoce este juego, así que no había razón para molestarlo.

El resto de la ruta fue una escalada normal sobre roca sólida y buenas protecciones, aunque tuvieron que limpiar continuamente las grietas con el piolet. El tercer día llegaron a la cumbre a la una de la madrugada, vivaquearon y por la mañana iniciaron el descenso por la pared. Durante su descenso vieron un alud en una de las paredes de enfrente: “La caída de rocas más grande que haya visto jamás aplasta el terreno el otro lado del valle. Aunque está muy lejos, paladeo la intesidad en mis labios agrietados.”

Regresaron al Chaltén a paso muy lento porque Joel no encontró su bota y tenía que caminar con sus tenis de escalada. Cada roca que pisaba era un suplicio. Mike encontró una bota plástica que le trajo algo de alivio, pero sobre todo, muchas risas por lo absurdo de hallarla. “El poder de curación de una buena risa fue suficiente para empujarnos hasta el campamento base.”



 



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