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Montañismo y Exploración
En la cumbre del Ras Dejen, Etiopía
3 febrero 2011

El seis de enero, el montañista guatemalteco Jaime Viñals acompañado de sus guías etíopes, alcanzó la cumbre del Ras Dejen, la montaña más alta de Etiopía en su carrera por subir las 50 más prominentes del mundo.







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El recorrido del día siguiente duró un poco más de seis horas. Fue un paseo por la flora y fauna del Parque: arbustos cubiertos de flores rosáceas, plantas gigantes llamadas Lobelia rhynchopetalum (llegan a tener 2 a 3 metros de altura) y otras plantas carnosas con hermosas flores espinosas, tropas de mandriles y aves de presa volando en círculos sobre nosotros, el antílope Walya ibex con su gran cornamenta, un animal endémico de esas zonas aisladas y remotas. Cruzamos el río Jinbar Wenz y escalamos hacia una arista que se une al sendero que viene de la aldea Ambaras. A nuestro alrededor teníamos paredes rocosas, que han hecho famosas a estas montañas.

Otra vista de las rampas y paredes de roca previas a la cima.

La jornada siguiente pasamos por Mizma y luego el paso de montaña Metelal. Desde ahí vimos por primera vez el Ras Dejen. El ascenso había sido gradual hasta este paso de montaña para luego bajar por un larguísimo sendero y mucho calor y polvo, pero con la suerte de tener abundante agua en los arroyos que cruzamos. Cuatro horas de descenso nos dejaron en un caserío y de nuevo a subir, esta vez hasta llegar a Ambeko, ya fuera de los límites del Parque Nacional. Ambeko es un pequeño pueblo en la montaña. Sus habitantes viven de la crianza de cabras y el cultivo de avena y trigo. Dormimos en la cancha de futbol del pueblo. Fue nuestra noche más fría.

Seis de Enero de 2011: Viñals en la cumbre del Monte Ras Dejen (4,620), mayor cima de Etiopía y su cima número 28 de las más prominentes.

El seis de enero fue el día de cumbre. Nos despertamos a las 3:00 de la madrugada, desayunamos avena con leche y té negro. Media hora después, salíamos hacia la cumbre por un sendero bien marcado y ganábamos rápidamente altura. Hacía tanto frío que en ciertas partes todo estaba cubierto de escarcha, pero no había viento y el cielo era despejado.

Beyene (guía), Mehirit Abuhaye (escolta) y Jaime Viñals en la cumbre.

Al amanecer encontramos a un solitario chacal en un paso de montaña de poco más de cuatro mil metros. Nunca había visto a uno libre, en su ambiente. Fuera de los zoológicos, es muy diferente y mucho más impresionante. Más allá del paso de montaña pude ver las paredes rocosas que nos llevarían a la cumbre, entre un terreno cubierto de rocas y pequeños arbustos de plantas de alta montaña.

Jaime Viñals y un pastor que se mantiene cerca de las partes más altas de la montaña. Está protegido del frío por pieles de oveja.

Y miraba absorto hacia la cumbre cuando apareció un pastor vestido completamente con piel de oveja. El guía y él platicaron en amárico y cuando supo qué queríamos, se retiró igual de rápido que como había aparecido.

A las nueve de la mañana llegamos al pie de las paredes, las escalamos y alcanzamos la cima. Desde allá tuve la posibilidad de trazar imaginariamente la línea por donde habíamos caminado, con todos los ascensos y descensos que tuvimos que hacer para llegar a esta cumbre. Fue una sensación especial admirar la belleza del lugar y recordar los momentos cuando cruzamos pequeñas aldeas situadas a gran altitud.

Uno de los múltiples grupos de mandriles (Gelada baboons) que nos encontramos en el camino. Es algo único compartir espacio con estos impresionantes animales gregarios.

Ras Dejen se convirtió en mi cumbre número 28 dentro del reto de las 50 Cumbres más Prominentes del Mundo. Estaba feliz tomando muchas fotografías. Estábamos rodeados de bellas cimas: Analu (4,473), Tefew Leser (4,449), Kidis Yared (4,453), Abba Yared (4,409), Silki (4,420) y Beroch Wuha (4,272).

Este antílope (Walya ibex)es evasivo y vive por los cuatro mil metros, en partes escarpadas de las montañas. Es endémico de esta región.

Pero llegó el momento de iniciar el retorno hasta Addis Abeba para tomar un vuelo más. Debía ir a Uganda y escalar el Monte Stanley (Margherita Peak), lo que sería mi cumbre número 29.

 

Agradezco a mis patrocinadores: The North Face, Rayovac, Zeta Gas, Aseguradora General, Bic No Sabe Fallar, Galletas Gama Fit, Pastas Ina, Unilever – Rexona, Grupo Melo Panamá, Grupo Menarini y GNC.

Un mandril de montaña macho desafiando nuestra presencia en el lugar.

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