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Cuando nada es cierto, todo es posible.
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Un grupo de cuatro kayakistas noruegos están remando alrededor de la Isla Georgia del Sur, en el Atlántico sur. Simen Havig-Gjelseth (38, jefe de la expedición), Dag Marius Ammerud (38), Sigrid Henjum (26) y Tormod Austring (28) llegaron al puerto de Grytviken para comenzar a navegar: más de 250 millas náuticas (más de 450 kilómetros) comenzando por la costa oriental, la más protegida de la isla, para ir hacia al norte y luego abordar la costa occidental, costa que han navegado menos de diez personas.
En el Atlántico sur
Foto cortesía del sitio de la expedición.
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El principal reto de esta expedición es el propio mar pero, sobre todo, el desembarcar día a día. Para hacerse una idea de lo que representa esa circunnavegación a la isla, hay que mencionar que está entre los 54 y 55 grados de latitud sur, a unos pocos grados de latitud del Océano Antártico y este océano tiene una característica que lo hace único: da la vuelta al mundo alrededor de la Antártida. Como no hay tierra que lo detenga, la corriente llega a adquirir una gran velocidad y se forman olas de gran tamaño. Esto es lo que hace de ese mar uno de los que los mejores capitanes buscan para medirse con él.
Olas rompientes.
La isla Georgia del Sur no está precisamente en el Océano Antártico. Según la International Hydrographic Organization (IHO), inicia en los 60 grados de latitud sur. La primera noticia de que ese mar haya sido cruzado en una embarcación de dimensiones pequeñas es la de Ernest Shackleton, en 1916. Shackleton había perdido su embarcación en el Mar de Weddell al ser atrapado por los hielos hasta hundirse. Junto con su tripulación completa viajó hasta la Isla Elefante y después se hizo a la mar en el James Caird (uno de los botes que llevaban, de 6.7 metros de eslora: longitud) para llegar a la Isla Georgia del Sur. Era apuntar a un objetivo lejano y diminuto. Pero llegaron y aún tuvieron que cruzar la isla para llegar a la estación ballenera y pedir ayuda para sus hombres.
Ciertamente, Georgia del Sur no está en el Océano Antártico: lo separan apenas unos 300 kilómetros de donde el hombre ha decidido poner sus límites, pero no por eso deja de ser abatida por el viento y las corrientes. Sobre todo la costa occidental. Ninguna expedición en kayak puede ir sin un barco de apoyo. El de la expedición noruega es el Pelagic, a bordo del cual va un fotógrafo que está documentando la expedición.
Fiordos en Georgia del Sur.
El grupo partió de Grytviken el 13 de noviembre y hacia el 20 ya había dado vuelta a la punta norte para estar de lleno en el lado occidental. En ese tramo, encontraron olas de cinco metros de altura y algunas rompían sobre ellos. Simen y Dag fueron volcados varias veces, así que decidieron buscar refugio en tierra, entre focas no muy amigables que no querían campistas en sus terrenos y que incluso llegó a morder a uno de ellos.
Para el 25 de noviembre no habían avanzado mucho pero lo más importante es que un elefante marino destrozó el kayak de Sigrid, por lo que sus oportunidades de continuar se veían reducidas a cero. Sin embargo, se dieron a la tarea de repararlo con fibra de vidrio y resina y ocho horas después estaba de nuevo en el agua. El 26 se dirigían al sur de la isla, para dar vuelta a esa punta y entrar de nuevo a la costa oriental.
Reparación del kayak de Sigrid.
De nuevo en ruta.
El equipo. de izquierda a derecha:Tormod Austring, Dag Marius Ammerud, Simen Havig-Gjelseth y Sigrid Henjum
Ver Georgia del Sur en mapa más grande.
