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Montañismo y Exploración
La Conquista de El Gigante

Después de haber descendido Basaseáchic y la Cascada de Piedra Volada, surgía un nuevo reto: descender por la pared de El Gigante. Este primer ascenso, realizado en diciembre de 1996, se convirtió en histórico para Chihuahua. Y también en un destino para los escaladores.







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Los grupos de apoyo A las 11 de la mañana llegamos al entronque de Las Estrellas, ahí nos dividimos en dos grupos. Uno de ellos, forrmado por El Casca, Raúl Zárate, David Zárate, Nelson Moegel, Jorge Moegel y Mayita, se dirigieron a la Cascada de Basaseáchic. Ellos descenderían por la Barranca de Candameña y caminarían por su cauce hasta llegar a la base de El Gigante. Calculamos que harían día y medio hasta la base, ahí acamparían y esperarían a que bajáramos de la cumbre de la peña. El objetivo de este grupo era el de dar apoyo desde la base de El Gigante y lo denominamos el grupo del río, por el Río Candameña. Los demás seguimos hacia la comunidad de Cajurichi.  

Se inicia la expedición Pasamos Cajurichi y hacia las 2:30 de la tarde llegaamos a Sapareachi, nos dividimos el trabajo y mientras unos instalaban el campamento general, otros preparaban la salida hacia El Gigante, ya que deseábamos iniciar el descenso cuanto antes. Eran casi las 3:30 de la tarde cuando salimos de Sapareachi rumbo a El Gigante. Aquí nos concentramos la mayor parte de la gente, ya que el trabajo pesado de la expedición se realiza desde arriba. El grupo de apoyo de arriba lo componían las siguientes personas: Ramiro Chávez y su hijo Ramirito, Andrés Rodríguez, hijo de Víctor, Mario González, Bobi Longoria, Daniel Almaraz y su hermana Maribel. En Sapareachi el campamento general quedó a cargo de Don Ramiro Chávez, papá de Ramiro y abuelo de Ramirito; aunque Don Ramiro tiene como 75 años, posee una condición física enviidiable para su edad y nos ha acompañado a algunas explooraciones. Aparte de todo este personal de los grupos de apoyo, nos acompañaba Don Rafael Sáens y su hijo Francisco, quienes eran nuestros guías para toda la región. Faltaban otras personas de los grupos de apoyo que irían llegando en los próximos días. Además hay dos grupos de ataque que serán los que armarán toda la ruta de descenso y efectuarán el descenso de la gran pared; el primer grupo de ataque lo formamos Víctor y yo, y el segundo Oscar Cuan y Alfonso Paz. Para esta caminata todos veníamos bastante cargados con equipo, cuerdas, bolsas de dormir, comida, agua y muchas cosas más.  

El canalón Como en hora y media llegamos a la cumbre de El Gigante, hasta el puerto. Encontramos el equipo que había dejado Víctor dos semanas atrás y empezamos a descender por el canalón. Este canalón es una gran grieta que se desprende de la cumbre y desciende con una fuerte inclinación, más o menos paralela a la pared principal de El Gigante hasta desembocar a una repisa, localizada a unos 300 metros abajo de la cumbre, donde pensábamos acampar los dos grupos de ataque este día y concentrar los cables y equipo. El canalón se encuentra cubierto por densa vegetación, lo que nos obligó a instalar una serie de cables para poder bajar con mayor seguridad y comodidad. Cerca del final del canalón hay un pequeño tiro de unos 6 metros de caída, el cual tuvimos que descender con nuestros equipos para rapelear. Unos metros abajo se encontraba el final de el canal al iniciarse una caída libre de 80 metros que daba justo a una de las orillas de una gran repisa, ya en plena pared de El Gigante. De hecho ya desde la parte final del canalón teníamos una visión increíble de la Barranca de Candameña y frente a nosotros la cumbre del Cerro de la Corona, al otro lado de la barranca.

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