Thomas Hochholzer y Volker Schoefl. Un movimiento de más. Cómo entender las lesiones y síndromes de sobrecarga en la escalada. Ediciones Desnivel, Madrid. 2006. 224 páginas. ISBN: 84-9829-018-X
Desde que los muros de escalada se popularizaron, este deporte se volvió una actividad indoor en países donde el invierno es fuerte pero al mismo tiempo se llegó a un público más amplio: adolescentes y niños. La escalada ya no era sólo para los que dedicaban un tiempo a salir de la ciudad. Muchos construyeron su propio muro dentro de su habitación y con eso podían escalar continuamente.
Con la aparición de la escalada de competencia estos escaladores se dieron a perfeccionar sus movimientos y su tiempo de trabajo en el muro aumentó. Las ambiciones también. Pero en el transcurso hubo muchos lesionados.
Aunque mucha gente sigue ya el libro de David Macià (Planificación del entrenamiento en escalada deportiva), la verdad es que pocos entienden por completo su significado y no es raro encontrar a muchos escaladores nuevos que piensan que “estar bombeado” es el mejor signo de que han trabajado.
El trabajo de Hochholzer y Schoefl es un paso enorme hacia el mejor entendimiento de cómo funciona el cuerpo en la escalada y cómo prevenir esas lesiones y síndromes de sobrecarga.
“La medicina deportiva distingue entre lesiones agudas y síndromes por sobrecarga. Las lesiones agudas son causadas por un trauma agudo, como cuando estás agarrando un monodedo, se te escurren los pies, te quedas colgado del agujero, te rompes uno de los ligamentos laterales del dedo y te fracturas el hueso del dedo. Un síndrome por sobrecarga es la culminación del estrés sufrido por una zona determinada durante mucho tiempo, como hacer 300 dominadas al día todos los días y al final notar una sensación de quemazón en los codos.” (p. 38)
Lesiones de todas formas, hay manera de evitarlas pero para eso, los autores explican cómo están formados los brazos: músculos, huesos, cartílagos y tendones. Aunque es muy ligero y entendible, es quizá el capítulo más pesado pues de haberlo entendido depende la comprensión del resto del libro. Un obstáculo adicional para su comprensión es la inclusión de fotografías de origen médico que quizá algunos lectores no soporten ver. Sin embargo, es la explicación de cómo funcionan las extremidades superiores y habría que aguantar eso para poder aplicar lo que se dice en el resto del libro.
Para comprender qué es una lesión y qué un síndrome de sobrecarga, hay un capítulo especial para cada uno y ambos son fuente de información muy fácil de asimilar, sobre todo porque los autores decidieron que su libro lo deberían leer todos y colocan recuadros con la explicación resumida de lo que acaban de explicar, con síntomas y terapia.
Posiblemente el capítulo que más involucre a todos es el de los síndromes de sobrecarga:
“Si no guardas un equilibrio entre lo que es razonable para tu cuerpo y lo excesivo, desarrollarás un síndrome de sobrecarga. Nos referimos a los síndromes de sobrecarga como esas lesiones que tardan en desarrollarse, normalmente porque de forzar una y otra vez, se van acumulando un gran número de pequeñas lesiones hasta que forman una gran lesión.” (p. 61)
¿Cómo remediar esto? “La primera forma de terapia para todos estos tipos de dolor es cambiar tu técnica de escalada.” (p. 80) Pero antes, hay que asomarse a los capítulos sobre “Aspectos médicos del entrenamiento” y “Stretching”
Dos grandes capítulos del libro son el “taping” (vendarse las manos para escalar), del que los autores mencionan que:
“…el taping para prevenir daños estructurales en los dedos y las manos no es algo que deba hacerse regularmente. Aunque es cierto que a veces es posible evitar daños en las cápsulas articulares y en los ligamentos reforzando estas estructuras con esparadrapo, esta misma ayuda puede inhibir el natural fortalecimiento de dichos tejidos… nosotros no recomendamos el uso regular del taping para prevenir lesiones estructurales.” (p. 168)
El segundo capítulo nos abre los ojos a las enormes diferencias que hay entre un adulto y un niño y adolescente.
“Una cosa que hay que recordar es que el entrenamiento de la escalada para un niño o un adolescente no consiste simplemente en una versión abreviada del entrenamiento de un adulto. Sus cuerpos aún están creciendo, y como hace un perrito con una pelota de tenis, un niño a menudo querrá seguir escalando hasta mucho después de cuando tendría que haber parado, para que descansen sus dedos y brazos en desarrollo.” (p. 191)
“Por término medio, la estructura ósea sigue creciendo en un adolescente aproximadamente hasta que cumple 18 años. Se sabe que nuestros tejidos son más sensibles a los daños cuando estamos creciendo que cuando ya hemos alcanzado el desarrollo completo, así que los métodos extremos de entrenamiento suponen una amenaza mayor para nuestra salud cuando tenemos 18 años o menos.” (p. 192)
Con esto, se da pauta a que el padre, el tutor o el entrenador, se dé cuenta que el entrenamiento para niños y adolescentes debe ser completamente diferente y que tienen que informarse antes de aplicarlo.
Recordemos que el entrenamiento deportivo es una disciplina científica desde hace bastantes años, sobre todo gracias al atletismo y el rompimiento de marcas. En escalada se hacen apenas incursiones pero se tiene un gran avance teniendo en cuenta los datos ya obtenidos de otros deportes.
Un capítulo sobre nutrición es también bien recibido, sobre todo cuando se menciona que algunos escaladores se dejan adelgazar para tener una mayor eficiencia en la roca.
“…ya hemos oído de padres y entrenadores que están promoviendo la pérdida de peso en sus hijos y, en algunos casos, incluso les hacen pasar hambre. En nuestra opinión no dar de comer a un niño por querer verle triunfar en la escalada no es diferente de administrar esteroides a un futbolista junior de élite. Es una equivocación.” (p. 197-198)
Un libro verdaderamente bueno, debería ser leído por todos los escaladores, los entrenadores, los guías, los instructores y hasta los padres que desean que sus hijos lleguen a ser las estrellas de la escalada.
El único vacío que parece tener es que se dedica exclusivamente a la escalada deportiva y sus lesiones, sin tomar en cuenta las que se producen en una escalada de fisura, como la caída del arco transverso de la planta de los pies, una dolencia que parecen tener todos aquellos que han escalado por años en fisuras.
Este libro no pretende que te conviertas en especialista en la materia ni que puedas autodiagnosticarte y mucho menos hacer tu propia rutina terapéutica. Lo único que desea y logra es hacerte más conciente y que puedas transmitir mejor tus dolencias a los médicos para que sepan qué hacer.
Erratas
Página 101, pie de foto último, dice: “Radiografías con los de gato puestos. Hallux Valgus causado por el calzado ajustado (izquierda). Observar los dedos arqueados (derecha).” El orden está invertido en las fotos y debe decir “Radiografías con los de gato puestos. Hallux Valgus causado por el calzado ajustado (derecha). Observar los dedos arqueados (izquierda).”
Página 186, línea 5 del párrafo cuarto, dice: “…se suele extraer de las conchas de los moluscos, de manera que una alergia al pescado podría hacer peligrosos estos aditivos.” Los moluscos no son pescados, por lo que quizá esta afirmación no sea del todo creíble, aunque habría que preguntar a un médico.