follow me
Montañismo y Exploración
Huayna Potosí: mi primer seis mil
13 septiembre 2005

Mientras me aferraba al piolet, sentía un terrible dolor en mis dedos debido a la prolongada espera, apenas los sentía, estaban helados, me asusté, así que paré unos segundos y me puse a calentarlos con mi aliento. Allí conocí el dolor muy peculiar posterior al calentamiento de un miembro entumecido por el frío y aprendí a valorar hasta la última falange del dedo meñique.







  • SumoMe

Miro al lugar de donde emergen los astros;

saludo al guerrero triunfante que delinea el horizonte.

Por debajo de las nubes,

aún brillan las últimas luces de las ciudades…





Pisar la cima de una montaña en los Andes era algo lejano para mí. De repente me vi en La Paz, Bolivia. Iba rumbo al Condoriri.




RUMBO A CONDORIRI

4 de agosto


El acercamiento lo disfruté mucho. Los paisajes son muy distintos a los de nuestros pastizales y es común encontrar llamas, que le dan un aire especial a todo. Estamos en los Andes, en la orilla del Lago Chiar Khota. Este campamento base se está a 4,500 msnm. Había pasado muchas horas investigando en Internet sobre las montañas en las que estábamos, pero nunca imaginé las colosales dimensiones.




TARIJA: MI PRIMER ASCENSO EN LOS ANDES BOLIVIANOS

5 de agosto


Las seis de la mañana. Aún de noche. A las 7:15 estábamos en el glaciar. Enrique, Paola e Hilda, irían en la primera cordada; Igmar y yo, en la segunda. Es un glaciar con muchas grietas y bordeábamos o saltábamos. A veces sentía miedo al saltar algunas grietas porque estaban muy abiertas pero lo peor que puedes hacer es ponerte a dudar en dar un paso. Debes de darlo actuando con perspicacia y saber por qué y en dónde vas a pisar, de lo contrario una caída o un resbalón pueden poner en riesgo a tu compañero de cordada.


Yo caminaba en silencio, escuchando el crujir de los crampones al penetrar en el hielo apenas rociado por un delgado manto de nieve. Me concentraba a cada paso en clavar los crampones y el piolet. Por momentos la marcha se entorpecía debido a las prolongadas pausas que hacía la otra cordada, lo que para mí empezaba a ser agotador. Tenía que ser paciente o me cansaría psicológicamente.


Cuatro horas después no sabíamos aún cuánto faltaría para llegar a la cumbre. Parecía que no avanzábamos mucho. En ocasiones, la blancura del hielo me jugaba bromas y no apreciaba bien las distancias, pero a las 11:15 llegamos a la cumbre del Tarija (5,250 msnm).


De inmediato mis ojos se dirigieron hacia el horizonte. Nunca había observado tantas montañas nevadas bajo un mismo cielo: el hermoso panorama de la Cordillera Real me impresiona. Además, era mi primera cumbre en los Andes. Allá, lejos, se miraba una montaña: el Huayna Potosí. Inmenso. Era nuestra siguiente meta. Mis compañeros quedaron también impactados. Nos abrazamos, tomamos fotos y bebemos un poco de agua.


El Tarija es un pico sobre la ruta normal al Pequeño Alpamayo, una cumbre que era probable que ascendiéramos. Su cumbre está a 5,350 msnm pero ahora lo vemos con desánimo: su pendiente es de 50° en condiciones favorables, pero según nos comentó Elías, el cocinero, ya tenía dos años que se estaba quedando sin nieve y seguía sin mejorar, así que la inclinación era más aguda, con mayor dificultad. En las fotos se ve precioso: un gran cono cubierto de nieve.


Por la noche, de regreso en el campamento base, me puse a mirar el cielo. Había algo raro, que no cuadraba. Tardé en comprenderlo pero estoy mirando "otro" cielo, el del hemisferio austral. No me había percatado de ello hasta ese momento; el cielo estaba despejado, parecía como si las montañas enmarcaran un gran cuadro del cielo nocturno.



Páginas: 1 2 3 4



 



Suscríbete al Boletín

Google + Facebook Twitter RSS

 

Montañismo y Exploración © 1998-2024. Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con SIPER
Diseño por DaSoluciones.com©