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Montañismo y Exploración
Tupilco, Tabasco

mientras Alex remaba a toda velocidad, yo me detenía justo en la entrada y veía esa carrera. Se había olvidado de su llaga, del dolor, del cansancio. Sólo importaba remar y rápido. Comencé a echarle porras aunque no me oyera y esperaba que el capitán del navío virara de un momento a otro, como luego lo hizo. Entonces ambos pudimos respirar tranquilamente. Entonces me tocó pasar a mí y lo hice con calma, sabiendo que no había más barcos que salieran de la bocana.







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Salimos de Chiltepec Puerto, de la Casa de Pancho, un tipazo, esta casa tiene un terreno espectacular porque está justo en la desembocadura de un río y el mar está en una esquinita. Salimos temprano, como a las 6:00 y remamos hasta llegar a puerto Dos Bocas que es la entrada a Paraíso y hay un gran movimiento de barcos de Pemex y pues la sufrí cuando crucé entre los muelles, al principio pasas por un faro pequeño de color verde y más adelante está el rojo y entre ellos son como 500 metros y pues me fijé, como al cruzar una calle y pues no vi ningún barco así que empecé a cruzarlo tranquilo y en eso que veo un pequeño barco que seguramente estaba vacío y estaba deseoso de plancharme y yo con mi kayaquito, pues no me quedó de otra mas que darle duro y jugarle carreritas, empecé a remar duro y lo vi muy cerca, seguí remando y lo veía mas cerca, hasta que de repente como que dio vuelta tantito y vi que ya podía bajar de ritmo porque ya no me iba a planchar pero para mi que me vio y dijo "voy a hacer mil puntos" pero se le olvidó que ya me han atropellado así que podía salir vivo de ésta pero mejor decidí jugarle las carreritas y llegué primero que él y cuando lo vi pasar a un lado le dije hasta de lo que se iba a morir, claro que me puse a gritar de la emoción, no me acuerdo en qué película sale un chavo que nada y un tiburón lo quiere matar y él se le escapa y en fin el tiburón le hace los mandados en el agua, pues así fue.


Y mientras Alex remaba a toda velocidad, yo me detenía justo en la entrada y veía esa carrera. Se había olvidado de su llaga, del dolor, del cansancio. Sólo importaba remar y rápido. Comencé a echarle porras aunque no me oyera y esperaba que el capitán del navío virara de un momento a otro, como luego lo hizo. Entonces ambos pudimos respirar tranquilamente. Entonces me tocó pasar a mí y lo hice con calma, sabiendo que no había más barcos que salieran de la bocana.


Más tarde nos paramos a desayunar avena y la sorpresa fue que se nos había olvidado comprar leche en polvo, así que tuvimos que comer la avena con agua nada más y sabe medio pinche pero como el chiste era alimentar a la solitaria... son cuatro fases de comer: una, por la solitaria; dos, por necesidad; otra por antojo y la ultima por gula. Así que había que cubrir las primeras dos y también me llené con un paquete de tortillas de harina que ya habían caducado hacía tres días pero sabía que no me iban a hacer daño.


Ya luego llegamos a un lugar donde había dos casas de fin de semana y un chavitos que nos recibieron tenían menos de 10 años y de muy bajos recursos, y entonces le pregunté que donde estábamos y no le entendí así que fui con su mamá y salió el papá, el hermano, en fin un regimiento de una casa y bueno ya me explicaron que a sólo dos o tres kilómetros estaba el Faro de Tupilco, pero de repente me di cuenta que uno de los niños tenia un trapo amarrado en el pie y le pregunte porque: me enseñó su pie y realmente se veía muy fea la herida así que fuimos debajo de una palapa porque el sol estaba muy fuerte y aparte ahí estaba Carlos que sabe mas de eso, y ya fui por el Botiquín, y lo curamos al niño, para esto pues le dejamos medicinas porque nosotros ya no íbamos a ocupar entonces pues lo mejor era regalárselas así que les armé un pequeño botiquín y se los di, y muy contentos.


La herida del niño era fea. Había metido el talón del pie derecho en la estrella trasera de una bicicleta. A pesar de haberlo llevado a la clínica, no lo suturaron y la piel se había separado, por lo que la cicatrización sería más lenta. Claro que no podría librarse de la arena, que estaba presente en todos lados, y menos de sus ganas de moverse a los nueve años, pero del accidente habían pasado dos semanas y eso para su edad era una eternidad. Así que Francisco Antonio se fue a su casa con el pie vendado y nociones de cómo limpiarse la herida más constantemente. No había ya nada que hacer porque curaría solo.


Los dos o tres kilómetros resultaron, por primera vez en mi vida de explorador, realmente casi tres kilómetros.


Llegamos al faro y nos recibió el farero como de mal humor pero después con la plática se fue calmando y ya al final fuimos cuates, este farero es una persona sumamente culta, lee mucho y sabe mucho sobre la historia de México así que fue muy interesante escucharlo hablar, y platicar todas las aventuras que le pasaron trabajando de farero, de pescador o sea que de tocho morocho.


El farero se llamaba Claudio y tenía más de cuarenta años de estar como farero. De hecho, no se retiraba porque lo que le daban como jubilación era bastante bajo. Había sido el único farero de ahí y lo seguiría siendo hasta que lo jubilaran a la fuerza. Completamente solo a más de 60 años de edad, había leído mucho de historia y sabía los nombres originales de los lugares. Así, nos dijo que cuando se refirieran a la población de Santana, estarían hablando de Sánchez Magallanes porque Santana había desaparecido porque "se la comió el mar". Llamaba a Coatzacoalcos "Puerto México" y su plática giraba siempre en torno al mar y a los estragos que, según él, había hecho PEMEX en poco tiempo:


"Hace 20 años, usted podía echar una red a la laguna y comer ese día camarón o pescado. Ahora echa la red y no cae nada. La gente tiene que irse a pescar a otros lados pero como la pesca sigue mala, se van a otros lugares."






















Yo me acordaba de este lugar porque ya había ido hace unos 4 o 5 años con mi hermano a darle la vuelta a la península en la "Chichi Van", para los que no sepan pues es la camioneta de batalla para puras salidas, y justo en la Barra de Tupilco en una cooperativa de pescado compramos alimento para comer y ahora pues ocurrió lo mismo nada mas que la cooperativa estaba abandonada y la mayoría de las casa también por el huracán Roxana así que una señora que habitaba una casita me vendió empanadas de carne de res y de pollo porque las de pescado pues ya estoy cansado de el sabor.


Me di un baño con agua de pozo porque me empezaron a salir muchas ronchas y después me puse una pomada contra hongos y otras cosas, me tomé una avapena y a dormir dentro de la casa del farero, qué calor hizo en la noche fue realmente insoportable y además con los tobillos y las pantorrillas llenas de sangre porque todas las ronchas de los piquetes de chingistes (o chaquistes), mosquitos, tábanos ya se estaban acumulando y me rasqué mucho y pues ahora tengo como infecciones pero ya me estoy tratando, la gente dice que parezco leproso pero ya se me quitará...





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