INACCESIBILIDAD
Impenetrabilidad y descubrimiento por mil doscientos cincuenta kilómetros hasta desvanecerse de a poquito casi al lÃmite de Sonora y Chihuahua, allá donde una vez hubo una frontera más necesaria que la internacional: presidios para detener los continuos y devastadores ataques de los chichimecas o de los apaches, aquellos indómitos que asolaron toda la frontera norte.
Colosal barrera geográfica, desde antes que se alejara el mar ha aislado de manera natural a los animales, a las plantas. Y ahora, también los hombres y los estados. Por la costa se alinean, Sonora, Sinaloa y Nayarit; por la parte del Bolsón de MapimÃ, Chihuahua, Durango, Zacatecas Aguascalientes y Jalisco. Ocho entidades, entre ellos tres de los más extensos de la república, se enorgullecen de tener una parte de la antigua isla.
La inaccesibilidad proverbial, ha hecho de la Sierra Madre un obstáculo para quienes han querido penetrar a ella en busca de almas que salvar, de naciones que conquistar o de oro para llevar:
Por muy difÃcil nos habÃan pintado esta sierra, y hemos hallado ser más de lo que pensábamos... (5)
Seis dÃas nos tardamos en el camino. Decir de él que es malo es nada; que es pésimo, parece poco, es pesimÃsimo. Basta decir que en tres leguas se empleó dÃa y medio y aun dos, y hubimos de pasar viernes y s bado con unos cardones agrestes, que buscaron para sà los indios, y un poco de miel y atole [...] Bendito sea Dios que todo nos supo muy bien. (6)
Los caminos tan intransitables, las cuestas, peñascos y reventones; una cuesta se tarda en subir, empinada, un dÃa natural. El rÃo tan caudaloso, que tan hondo y fuerte se mantiene en tiempo de secas como en tiempo de aguas. (7)
La orografÃa de la Sierra Madre, la más compleja y abrupta de nuestro paÃs, no es aliada de los hombres, pero tampoco su enemiga. Ã?spera como es, da vida. Serena como parece, da muerte. Desde que el maÃz es maÃz de cinco colores y el jÃcuri (8), planta sagrada, el hombre ha estado ahÃ. Asà lo atestiguan Paquimé, Cuarenta Casas, La Quemada, Chalchihuites... Barrera como la mejor, ha sido al mismo tiempo un camino para los primeros mesoamericanos que en su peregrinación hacia el sur en busca de la tierra prometida por los dioses tuvieron que evitarla por las actuales tierras de Nayarit o cruzarla por Topia u otro camino natural.
Inabordable, por sus lados, primero, y hacia el interior, después, se escurrieron el principio y el fin de los pobladores originales de la sierra: el maÃz, su alimento esencial, y los exploradores españoles, promesa de una ruptura con su pasado y seguridad de incertidumbre en el futuro.
TIERRA DE NATIVOS
Impenetrabilidad y descubrimiento, ha sido un refugio para los indÃgenas quienes, considerados como "salvajes" y "bárbaros", huyeron de la superioridad tecnológica de los conquistadores. Ellos, conocedores de cada rincón de la sierra, huyeron de las cabalgaduras y armas europeas y se esconden ahora de los mestizos y hombres blancos que llegan para hacerse, por la buena o por la mala, del territorio que desean ocupar. La Sierra Madre ha sido una tierra de invasiones y refugios, de conquistadores y refugiados. Primero los grupos olmecas, los mayas, las hordas aztecas. Todas han ido desplazando a los habitantes originales. Después, hacia 1350, cuando Tenochtitlan apenas era una idea, los atapascanos hicieron huir a los indios pueblo creadores de la cultura Paquimé. Al final, los europeos. No pasar mucho tiempo antes que los apaches sean una amenaza latente que quitar la respiración con solo su nombre.
"Bárbaros"... "chichimecas"... Sinónimos de un mismo concepto europeo: peligro importado por los extranjeros que llegan a tierra ajena. Pero para los conquistadores ellos mismos no son, ni pueden ser, lo uno ni lo otro. Bárbaros y salvajes son los indios faltos de cultura, chichimecas como nadie en el mundo. Por eso son indios. Por es son bárbaros.
...los indios que sublevados hostilizaban la tierra, se retiraron muchos rebeldes la sierra del Nayarit, que est en el centro del dicho reino de la Galicia: es áspera por la profundidad de sus barrancos, y por lo intrincado de sus riscos, tanto que en dos siglos se ha dificultado su allanamiento, y ha sido albergue de la gentilidad, y refugio de los malvados apóstatas... (9)
Los "apóstatas" no han hecho más que ser portavoces del alma milenaria de sus pueblos para rechazar aquello que no consideran propio de su cultura: tratan de sobrevivir como los "antiguos" porque han descubierto que es mejor de esa manera. Asà les han enseñado porque son hijos del mismo medio y los dioses de los extranjeros no pueden ser los dioses de los hombres de la sierra porque ellos �los dioses extranjeros� no tienen las manos recias de labrar la tierra ni los labios duros como cecina seca por la sed.
Los hombres sobreviven con mucha mayor dificultad ahora porque los abuelos y los dioses nunca dijeron qué hacer ante la tenacidad del hombre blanco por inculcarles el abandono de sus costumbres, de sus leyendas, de los ritos que los han hecho sobrevivir durante tanto tiempo. "Nuestros hijos olvidan su lengua nativa y sus antiguas creencias. Cuando vienen a la escuela ya no quieren adorar al sol ni a la luna."(10) El tiempo es el mejor aliado de los invadidos en todo el planeta y con él se han vuelto impenetrables, como la tierra donde habitan. Tercos, dicen los mestizos.