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Montañismo y Exploración
De Barcelona a Eslovenia en bicicleta
30 abril 2009

Europa es el destino de mucha gente, pero cruzarla en bicicleta para ir a visitar a un amigo puede dejar no sólo el confort de verlo, sino también conocer muchas culturas y encontrarse a uno mismo durante los cientos de kilómetros del viaje o los de litros de agua consumidos. Cualquiera que sea el camino, puede llevar a sorpresas inesperadas.







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Passo di Giau

No hay nada como comer un gelato, (helado en italiano), antes de un gran collado. La energía que te da parece infinita, tu cuerpo descansa del calor y dentro del estomago eso se absorbe como agua. Además sabe rico.

De una u otra forma, mis recuerdos del Passo di Giau están íntimamente ligados al gelato; seguramente porque tomé uno bastante grande antes de comenzar. ¡Y aún hoy el sabor del helado de plátano me remite a la montaña! Aunque para ser enteramente justos, hay que decir que este paso, y de hecho todo el lugar, dejó en mí una impresión mucho más profunda y compleja que solo los gelatos.

Ra Gusela abriendose paso entre las nubesFotografías: Everardo BarojasHaz click en las imágenes para agrandarlas

El Passo di Giau es de los lugares más bonitos en los que he estado hasta ahora. El espectáculo que allí vi fue impresionante: las nubes se movían tapando al sol y siendo iluminadas de maneras impredecibles, dejando ver diferentes caras y partes de Ra Gusela, siempre nuevas. Croda da Lago a lo lejos, asomándose entre las nubes, iluminada rasantemente por un sol veraniego y cálido, el camino desvaneciéndose entre la pendiente y la niebla; toda la roca cambiando de color constantemente: ¡esto era la materialización de un caleidoscopio! El espectáculo fue tal que los huéspedes de un refugio que estaba cerca, soltaron un fuerte aplauso cuando se pusieron los últimos rayos de sol.

Ahí, viendo las Dolomitas, entendí cómo tantos escaladores han salido de aquí: ¡hay roca por todos lados! ¡Picos aislados, macizos enteros con paredes hacia todas direcciones! Además cualquier camino de montaña termina en un col de al menos 1000 metros de desnivel; es que no hay que buscar para nada, todos suben entre paisajes increíbles y terminan en las montañas más impresionantes.

El caleidoscopio materializado

Dormir allí fue una buena decisión, a 2,300 metros y con una noche oscura el cielo era literalmente una crema de estrellas, había una densidad de puntos brillantes que nunca imaginé posible, moviéndose, mezclándose entre sí. Todo era perfecto hasta que los destellos me despertaron. Los espasmos violentos de un cielo enfurecido, los rayos iluminándolo todo por un instante y obligándome a moverme, a las 2:30 am, hacia una capilla puesta ahí en honor a los montañeros y caminantes de antaño.

Al final, esperé una tormenta que nunca llegó y a las 3:30 am me dispuse a retomar el sueño. El cielo sobre mí seguía despejado, la crema de estrellas lo cubría todo y el Passo di Giau seguía plantando recuerdos fuertes en lugares profundos de mi mente.

Roca, roca y más roca

La Croda da Lago asomandose antes del atardecer.

Fue aquí cuando la gente del refugio aplaudió.

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