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Montañismo y Exploración
El muerto no está muerto
25 julio 2007

De los grupos de rescate, el de Chamonix es uno de los mejores. Sin embargo, también ellos se encuentran con problemas propios de su profesión: salvar a las personas que tienen en sus manos. No siempre se puede y es ahí donde el ser humano aparece haciéndose preguntas que salvarán más adelante a más gente.







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El primero de los dos, de acuerdo con la pantalla del monitor, está en el buen camino: treinta y siete latidos por minuto. ¡Hibernatus saliendo de su letargo! Ha sido despojado de sus prendas de montaña congeladas. Lo han tapado con una manta eléctrica, le han puesto una perfusión de líquido salado isotónico en las venas, y ahora todos le observan con compasión. Están listos para saltarle encima en caso de que se le ocurriera entrar bruscamente en fibrilación ventricular. Todo está listo para una reanimación en toda regla. Pero después del after drop, su temperatura corporal se recupera con una regularidad aritmética.





Este término inglés, que impresiona y es utilizado profusamente en los congresos, designa un fenómeno que aún no ha sido explicado correctamente: ¡la temperatura central de un hipotérmico que está siendo calentado cae en picado! Paradójicamente, en vez de ganar grados de temperatura, pierde unos pocos. Se han avanzado diferentes hipótesis, todas ellas más o menos rebuscadas. Hasta el momento, la teoría más sensata invoca el regreso masivo de la sangre fría de la periferia hacia el núcleo central. Es siempre una etapa delicada, ya que a esa temperatura el corazón es muy inestable.


No hace falta gran cosa para que se acelere y entre en fibrilación, lo que viene a ser lo mismo que sufrir una parada cardíaca. Uno se imagina que bastará un pequeño golpe de desfibrilador para que arranque nuevamente con facilidad… Error: ¡la temperatura del corazón debe alcanzar 30º C para que tenga posibilidad de arrancar de nuevo! El masaje es por lo tanto la única alternativa mientras se espera, por lo que, en pequeños hospitales que no disponen de un aparato de circulación sanguínea extracorpórea, se reducen drásticamente las probabilidades de supervivencia.


Así es como debió morir el alpinista inglés en la sala de al lado. Él no corrió la misma suerte de su compañero ocasional. Debió de entrar en parada cardiorrespiratoria durante el traslado, y pese a que se intentó recalentarlo lo más rápidamente posible y reducir en lo posible el tiempo de masaje, permaneció refractario a todas las técnicas puestas en marcha por Gran Jefe.


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