Cambiando de lugar, pero no de tema, en el Everest, hay una propuesta hecha por la compañía Himex a la CTMA (China/Tibet Mountaineering Association) para que la cara norte sea monopolizada por una compañía que obligará a cada ascensionista a 1) usar las cuerdas que coloque, cuando hasta el momento, todas las expediciones han usado cuerdas dejadas ahí por otros de forma gratuita;  2) contratar una seguro obligatorio para cubrir la transportación.

Como Himex es una compañía que lleva gente a la cima del Everest, obviamente el costo de 500 dólares por persona no recaería en ellos, por lo que se posicionaría como un monopolio en la montaña más alta del mundo. Y recordamos la cita de Juan Oiarzábal: “Esa montaña (Everest) se volvió un circo hace años y está poniéndose peor. Y no tengo el más ligero interés en regresar ahí, nunca. Además, realmente trato de evitar leer qué está pasando ahí. Simplemente no me importa más.”

El Everest es un sitio de comercio para unas empresas y tratan de arrebatarle la libertad a quienes no quieren contratar una empresa. En Perú, los montañistas están obligados, por decreto, a contratar alguien para subir una montaña o hacer un paseo pero dejando manos libres a la minería. En el Mont Blanc, la libertad también se está poniendo en a prueba.

¿Hacia dónde va el montañismo? Si se sigue tratando de monopolizar sobre la montaña en aras del comercio, la libertad se verá enclaustrada y desde nuestro punto de vista, es precisamente esto lo defendible, pese a lo abstracto que es.