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Montañismo y Exploración
La Nariz, El Capitán

Estaba volando a 300 metros de altura suspendido de una cuerda que, ante la inmensidad del Capitán, es sólo un hilo: una sensación inexplicable. Cuando al fin alcancé el sistema de grietas tenía que escalar diez metros sin protección sobre una grieta de palmas y dedos. Definitivamente la mejor escalada de mi vida.







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TERCER DÍA

Comenzamos temprano para llegar al vivac en Campo 4. Los primeros largos no tuvieron problema alguno y llegamos temprano al Cap Tower, donde encontramos latas de comida y agua que consumimos (nuestra dieta diaria consistía en dos tortas, fruta seca, y barras energéticas).


Rodolfo y yo nos repartimos los largos hasta llegar al King Swing. Éste péndulo fue el más grande y salvaje jamás hecho durante un buen rato. Rodolfo lo hizo a pesar de que él tampoco había hecho un péndulo antes. Yo sólo podía sentir el movimiento de la cuerda con la que lo aseguraba. Lo imaginaba volando de un lado a otro a 600 metros de altura.



De pronto escuché un choque tremendo: en un intento por llegar al sistema de fisuras, se había soltado e hizo un péndulo de casi 15 metros. En el camino golpeó a Adrián que venía de tercero. El golpe no tuvo consecuencias graves y pudo terminar el largo. Cuando llegué a la reunión estaba empezando a oscurecer y aún faltaban tres largos para llegar a Campo 4. Escalé lo más rápido que pude y uní dos largos, pero no fue suficiente.


Pasamos la noche ahí pues estábamos muy cansados como para escalar de noche. Nos dividimos en dos pequeñas repisas. Rodolfo quedó solo en una pequeña repisa 10 metros a la derecha de nosotros, mientras Adrián y yo quedamos en otra en la que apenas cabíamos sentados con los pies en el vacío. A pesar de la incómoda posición, yo si dormí. El esfuerzo había sido enorme.




CUARTO DÍA

A diario despertábamos escuchando gritos de emoción de otra cordada que se encontraba en la ruta Plastic Surgery Disaster. Inmediatamente daban ganas de gritar, una sensación de bienestar recorría mi cuerpo durante todo el día: estaba en El Capitán. Me había imaginado aquí por mucho tiempo. No se duerme mucho en pared, se come mal, y se realizan esfuerzos enormes todo el día.



Muy temprano llegamos al Gran Techo, una formación triangular que sobresale del Capitán y te obliga a recorrerlo. Rodolfo fue de punta y aunque cayó dos veces, terminó muy bien. Cuando llegué a la reunión, por primera vez vi el fin se la pared. Llevaba días viendo cientos de metros de granito por encima, y ahora... Parte de mí quería llegar para poder descansar, pero otra parte no quería que terminara esa gran experiencia. A veces miraba hacia abajo y veía a lo lejos el Río Merced. Sentía ganas de nadar en él pero ¿cómo podría comparar lo que vivía con eso? Los deseos de bajar se iban.


Después de Pancake Flake por fin la ruta tenía sombra, durante todo el ascenso el sol nos había pegado el día entero y la deshidratación había sido tremenda. Ese día llegamos temprano a Campo 6 y tuvimos tiempo de montar el vivac con luz de día. Estábamos en el largo 26 y al día siguiente saldríamos de la ruta. El lugar era excelente. Encima de nosotros los diedros formaban un triángulo perfecto, y de fondo estaba el cielo nocturno que sólo el Valle es capaz de ofrecer.


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