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Montañismo y Exploración
La nueva era de la exploración en sus organizaciones

La facilidad para viajar, la técnica, el equipo, la popularización y —sobre todo— Internet, han hecho que los antiguos Clubes de exploradores dejen de ser el núcleo alrededor del cual gira la exploración actual.







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Hace varios años, un empresario le hizo una promesa a un marino que había navegado en solitario desde el puerto de Acapulco hasta Tahití a bordo de un velero sin cabina y con sólo cuatro metros de longitud. La promesa era hacerlo famoso presentándolo al Explorers Club de Nueva York. La respuesta del marino fue tajante: no quería ser famoso y, en caso de que lo llegara a ser, no debería ser por la presentación de un empresario sino por sus logros mismos.

Desde que conocí la propuesta no pude estar más de acuerdo con el Capitán Carlos Aragón, con quien después hice la navegación de la boca del Mar de Cortés, pero me quedó la duda de si una persona que no fuera explorador tenía la calidad moral para hacer eso. El empresario había llegado al Polo Norte y después había reportado el hecho al Club para ser admitido. Ignoro si dijo que el viaje redondo le llevó menos de dos semanas, que se subió a un rompehielos ruso que lo acercó lo más posible al Polo y que el tramo final lo hizo en helicóptero. Como sea, no parecía una buena propuesta ser presentado por él para alcanzar la fama.

El 18 de diciembre de 2012, ExplorersWeb publicó un artículo de opinión sobre las organizaciones mundiales cuyo objetivo es la exploración, particularmente el Explorers Club de Nueva York y la Royal Geographical Society. Su punto de vista se resume a que si bien en su momento fueron agrupaciones importantes para promover las exploraciones, actualmente sólo tratan de tener más miembros que paguen una cuota anual para poder mantenerse a sí mismas, sin que ese dinero sirva para promover exploraciones en cantidad o calidad.

La editorial, escrita por CuChullaine O’Reilly, fundador del Long Riders’ Guild, una agrupación que sólo reúne a miembros que han alcanzado un logro determinado y que no tiene oficinas físicas, va al grano: las sociedades de exploración que existen actualmente se han vuelto obsoletas porque fueron fundadas con la mentalidad de la exploración del siglo XIX o principios del XX y porque han crecido tanto que se han convertido en un aparato burocrático que cuesta mucho sostener. De ahí que admitan más miembros sin fijarse mucho en su calidad.

Lo más importante de la editorial no es en sí la burocratización de las organizaciones, sino su espíritu. Hoy día, una expedición de reconocimiento al Everest no tiene sentido y se realizan ascensos en estilo alpino o en invierno. Cada año, decenas de personas llegan al Polo Sur o al Polo Norte en diferentes estilos y los mejores dejan cada vez más atrás las concepciones de exploración del siglo XIX.

La facilidad para viajar, el incremento de empresas que pueden patrocinar un evento, el estilo, la técnica, el equipo cada vez más ligero y sencillo, los medios de comunicación y la popularización de aquello que antes era para una pequeña élite han cambiado mucho el panorama. El mismo columnista menciona que los exploradores tienen ahora otra opción para unirse y una de ellas es la creación de sociedades que buscan la calidad de la exploración sobre todo, algunas de ellas sin domicilio fijo pero muy activas.

Puestos los pies en la tierra del siglo XXI, ¿para qué ver hacia el siglo XIX y basar la exploración actual en esa visión? Hay mucho que hacer, cada vez más y es claro que los clubes con membresías de 500 dólares no tienen cabida para todos los exploradores, quienes han buscado formas distintas a la tradicional de organizarse. La ventaja de las organizaciones ya formadas es su antigüedad (1904 para el EC y 1830 para la RGS), pero esto no es ahora tan valioso para los miles de candidatos a explorador en todo el mundo.

El artículo es demoledor para las organizaciones mencionadas, pero sobre todo para ayudarnos a ver la exploración desde la perspectiva de nuestro propio tiempo. Todo, para mejor y no caer en el juego de que alguien más lo haga a uno famoso.


Referencias

Editorial en Explorersweb

The Adventure Blog



 



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