Dos mujeres se dirigieron a Wakhan, en la república de Afganistán, para subir montañas y sabían que es un país que había estado cerrado para los escaladores porque se habían sucedido varias guerras. Pat Deavoll y Christine Byrch, de Nueva Zelanda, se asociaron con Satyabrata Dam, de la India, para poder tener una experiencia segura.

El Koh-e-Baba-Tangi

Llegaron al campo base, se aclimataron haciendo varios ascensos y cuando decidieron ir a la cumbre, Satyabrata les dio una noticia: no las acompañaría porque tenía una lesión n la pierna. “¿Lo podríamos hacer nosotras solas?” Después de discutirlo, decidieron que se volverían si lo veían muy complicado y que Satya lanzaría la alarma si no regresaban en 10 días. En realidad estaban solas, porque se encontraban en un país donde no había internet o señal para teléfono satelital. “No había contacto con el mundo exterior”.

Salieron del campo base y estaban de regreso el 11, tras haber hecho el primer ascenso por la arista noroeste al Koh-e-Baba-Tangi, que representaba al mismo tiempo el segundo ascenso absoluto. Para ambas resultó una sorpresa encontrar un país donde la gente las recibía amablemente y les invitaba de su comida y a participar de su vida.

El Wakhan está al noreste de Afganistán y es una especie de península atrapada entre Tadjiquiistán, al norte, y Paquistán, al sur, pero también hace frontera con China, lo que hace de esa región un lugar disputado. El Koh-e-Baba-Tangi fue escalado por primera vez en el 1963 por un grupo italiano y fue intentado de nuevo en el 2008 por otro grupo italiano.