El día 17 de mayo, Edurne Pasaban y su grupo hicieron cumbre en el Shisha Pangma y aunque alrededor de 20 personas hicieron cumbre, los medios estaban enfocados a Edurne, quien finalizaba sus 14x8000; así que quienes seguían a otros montañistas en las noticias se vieron abrumados sólo por la noticia de Edurne y les perdieron la pista. La última información recibida de la expedición española donde participa Jorge Salazar y que encabeza Juan Ramón Madariaga proporciona detalles de su ascenso.
El equipo completo: espíritu de unión.
Foto cortesía de everestmendia.blogspot.com
Además del equipo de Edurne Pasaban, llegaron a la cima el equipo italiano de Mario Panzeti, quien lograba su undécimo ochomil, Michel Lacedelli y Alberto Mangliano. Del equipo español donde participa Jorge Salazar, hicieron cumbre los españoles Juan Ramón Madariaga (cuarto ochomil), Jorge Salazar (tercero) Roberto Rodrigo (segundo), José Luis Quintana e Isabel García. También llegaron un grupo “no determinado” de japoneses.
Todos subieron por la ruta que abriera Iñaki Ochoa en el 2006: alrededor de 20 personas, quienes partieron del campamento tres directo a la cumbre, excepto el grupo de de Madariaga, quienes tuvieron que hacer un “campamento dos avanzado”:
“Salimos el día 17 desde los 7,050 metros de un campo 2 avanzado con la esperanza de que nuestras fuerzas fueran suficientes para luchar con las cuestas terribles que había utilizado Iñaki Otxoa de Olza en su día, para ascender a la cumbre principal de esta bellísima montaña… El problema es que no llegamos hasta tan arriba por el cansancio acumulado y lo que hicimos fue montar un campo 2 avanzado debajo del corredor que da acceso al C-3, así que el día de cumbre tuvimos que hacer mil metros de desnivel… algunos de grupo venían justos de fuerzas y cuando llegamos al principio del corredor no podían más. En un momento así no puedes dejar a los amigos solos, así que decidimos montar ese C-2 avanzado… Salimos a las 12 de la noche para cumbre, paramos un rato en el C-3 [adonde llegaron a la una de la mañana], donde Edurne y sus compañeros nos acogieron porque hacía mucho viento y luego, cuando amaneció y el viento paró, salimos todos hacia arriba.”
A las seis de la mañana continuaron hacia la cima por el camino que había abierto el grupo de Edurne, quienes habían salido a las cuatro.
Para todos ellos, subir por las pendientes del Shisha Pangma fue, más que duro, largo, hasta que llegaron a la arista de la cima: “Ese día siguieron un camino que recorre diagonalmente la cara noreste de la montaña. Se trata de la ruta seguida por primera vez por una expedición austriaca en 1980 y hasta ahora no se había repetido. Es un itinerario que, tras cruzar diagonalmente la cara noreste, justo por encima de una barrera de témpanos de hielo bajo la que discurre el camino que pensaban seguir originariamente, conocido como ruta de Iñaki Ochoa”, comenta Eduardo Salazar.
“Ascender por ella fue un espectáculo, una maravilla, una arista muy muy afilada donde casi había que hacer escalones para subir… La llegada fue muy emocionante y muy bonita por lo de Edurne… Desde la altura de la cumbre, la llanura tibetana es increíble. Desde los 8.027 metros del Shisha Pangma el mundo se ve enorme. El Everest, Lhotse, Makalu y Cho Oyu dominan el horizonte. Cada uno respiraba a su forma, con intranquilidad siempre, en un jadeo acompasado y forzado por la altura… Lo hemos logrado, Isa, Rober, Jorge, Jaume y Juanra hemos ascendido el Shisha Pangma.
“En nuestros rostros se pueden ver junto a la felicidad que proporciona el reto conseguido, todas la marcas que deja el sufrimiento del trabajo en altura. Estamos agotados, rotos, y aún no hemos recuperado toda la energía. Poco a poco nuestro cuerpo se adapta a esta situación. Hidratarnos, alimentarnos y dar descanso a nuestra agotada musculatura es lo que nos toca ahora.”
“Si, lo hemos logrado, a pesar de los 24 días de mal tiempo que ha hecho, a pesar de las noches de insomnio y angustia, a pesar del frío y la tortura del esfuerzo bajo el terrible viento, a pesar de todas la marcas que nos ha dejado esta montaña lo hemos conseguido, y todo esto nos proporciona una extraña felicidad que desde aquí queremos compartir con todos vosotros. Vuestros ánimos han sido nuestro oxígeno en esta cumbre.”
El ascenso fue hecho sin el uso de oxígeno suplementario. Pero si la paliza fue dura a la subida, les esperaba una larga bajada desmontando los campamentos.
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