1969: se realiza la primera regata en solitario alrededor del mundo y sin paradas. Nueve hombres participan y de ellos, uno tomará decisiones que lo llevarán a ser un caso histórico en la historia de la navegación.
En 1967, Francis Chichester se convertía en el primer hombre que daba la vuelta al mundo en una embarcación completamente solo y por ese hecho la reina de Inglaterra lo hizo caballero. “La gente se preguntaba ¿Cuál es el siguiente reto, cuál será la nueva frontera?” Se descubrió pronto: Chichester había tenido que tocar tierra para reparar tu velero y por ello no había dado la vuelta al mundo sin escalas. Así que al diario Sunday Times lanzó una convocatoria para la primera regata alrededor del mundo, en solitario y sin paradas intermedias. Una carrera que se conoce hasta ahora como “The Golden Globe”.
La carrera debía llevarse de oeste a este, saliendo de Inglaterra. La ruta sería dirigirse al sur para pasar el Cabo de Buena Esperanza, tomar todo el mar del sur para pasar al sur de Australia, de las islas del Pacífico y dirigirse al Cabo de Hornos, uno de los mares más terribles que los marinos hayan enfrentado, para regresar por el Atlántico y de ahí a Inglaterra.
De los nueve participantes, sólo uno llegó a la meta: Robin Knox-Johnston y se convirtió en el primer hombre en dar la vuelta al mundo solo y sin escalas. Pero no es de él o de la regata de lo que trata esta película, sino de uno de los participantes: Donald Crowhurst. “Era casi un marino de fin de semana”. Los demás participantes tenían mucha experiencia, pero sólo Donald era el recién llegado al mundo de la vela y todo mundo se preguntaba si debería estar ahí. Pero estuvo.
Salió de Inglaterra el 31 de octubre de 1968, y llevaba como cargamento principal una deuda tremenda que debería cubrir con las cinco mil libras del premio (aproximadamente unas 58 mil libras del 2005). Pronto, Crowhurst descubrió que su embarcación tenía problemas y así no ganaría. Si seguía adelante, estaría suicidándose. Si regresaba, decepcionaría a mucha gente, además de caer en la bancarrota. Tomó la decisión de seguir.
Podía suicidarse o decepcionar. “Pero había una tercera opción”. Crowhurst continuó navegando, pero no sobre la ruta de la carrera, sino muy a su paso y los reportes que emitía los falseaba. En ese entonces no había manera de saber la posición de una embarcación por aquellos que no estaban en ella, así que podría mentir poco a poco de tal manera que fuera ganando la carrera e incluso enmudeció su radio para no ser localizado.
Un día, Crowhurst descubrió que tenía una avería. Pero su problema no era la avería sino que para arreglarla tenía que hablar y decir donde estaba y para entonces estaba en las costas de Argentina y no en el Pacífico Sur. Aún así logró conseguir ayuda y reparar su embarcación. Y se fue preparando para el momento en que debía “surgir detrás” de sus contrincantes.
Los reportes de Crowhurst aparecieron de nuevo y lo colocaban como el posible ganador de la regata. Pero de nuevo enmudeció. No se volvió a saber nada de él sino hasta que un barco carguero localizó su trimarán abandonado en el Atlántico. No había nadie en ella. Sus bitácoras fueron analizadas y se supo entonces de los engaños que había estado creando.
La carrera es célebre por ser la primera en que un hombre dio la vuelta al mundo sin escalas, porque Bernard Moitessier, quien iba en segundo lugar, tomó la súbita decisión de no llegar a Inglaterra: dio la vuelta y navegó medio mundo más sin pararse hasta Tahití y por… el engaño de Crowhurst.
La película es un documental muy bien hecho donde hablan muchos de los participantes e incluso la familia de Crowhurst.
Ficha técnica
Título: Deep Water
Directores: Louise Osmond y Jerry Rothwell
Género: documental
Duración: 92 minutos
País: Inglaterra
Idioma: Inglés, francés, español
Subtítulos: al inglés