Viajar no es algo que necesariamente confiera virtud, o enriquecimiento espiritual, o amplitud cultural. Conozco a un buen número de personas que han estado en todo el mundo y jamás han perdido su virginidad neuronal, ni su recia condición de acémilas maiceras.
Germán Dehesa
Con Marco Polo, o con Hernán Cortés, viajar tenía su emoción, pero la invención del turismo y los paquetes y las agencias de viajes han venido a trivializarlo todo. Los espacios para el riesgo y la aventura se han adelgazado y ya hasta un betabelito gringo, mediante el sencillo pago de unos cuantos millones de dólares, puede ir al espacio exterior y regresar con la misma cara de pantufla con la que se fue. Bien mirado, es mucho más riesgoso para un habitante del DF ir a Tepito que al Nepal (a menos que tenga parentesco con la familia real).
Germán Dehesa
¿Es posible hoy en día viajar no con las perspectiva de conquistar, sino con la de aprender? ¿Con el objetivo de ver, no de mirar?– Yo creo que sí, aunque para eso hay que viajar con menos prisa y sabiendo que somos bastante menos de lo que pensamos. Y acercarnos a la gente con otro respeto, con otra actitud. Claro que es posible, aunque evidentemente no todo el mundo lo va a hacer con esa actitud. Eso es imposible. Pero sí se puede influir en muchos y que una parte de la gente que viaja lo haga de esta manera.
Alberto Iñurrategui
¿Conoces esas piedras cultivadas que suelen llevar los tibetanos en collares, no? Pues los japoneses en particular y los occidentales en general hemos esquilmado Tíbet de esas piedras. Las hemos comprado, las hemos robado como quien dice pagándoles cuatro rupias, cuando son unos artículos que ellos han heredado de sus antepasados y han ido pasando de generación en generación. Y nosotros hemos ido allí, nos han gustado y hemos arramplado con ello. Y que profanamos tumbas, es evidente. Vamos a Pashupatinath y los occidentales entramos con las cámaras hasta las mismas piras crematorias. No somos nada respetuosos cuando vamos de viaje. Eso, por ejemplo, difícilmente nos lo plantearíamos hacer en casa.
Alberto Iñurrategui
Con este mensaje tampoco se está diciendo que no se viaje, sino que se puede viajar con otra actitud, de otra forma mucho más enriquecedora. Yo creo que al final el viajar es algo muy universal y un elemento con el que los pueblos se han ido desarrollando y enriqueciendo. Y hoy es el día en el que todavía todos tenemos mucho que aprender de otros países y de otras gentes. Y el viaje es un instrumento inmejorable para ese desarrollo.
Alberto Iñurrategui
Yo creo que es para todo el mundo, aunque el alpinista puede sacar más conclusiones que el simple turista. El montañero puede entender esto sólo como una forma de viajar de otra forma pero también como una forma distinta de actuar en la montaña. Porque esa misma cultura del viaje fast food, del viaje conquistador, actualmente también se aplica en la montaña. Hoy en día en la montaña la gente cada vez valora menos como se hacen las cosas y lo único que se tiene en cuenta es la cumbre. Al final se extrapola la actitud del viaje a la montaña. Y si el montañero reflexiona sobre su actitud en el viaje, esa misma reflexión la puede trasladar a su actividad en la montaña y aprende a valorar más otras cosas como el propio acercamiento a la montaña, el cómo se hacen las cosas, por donde se sube... La camaradería incluso, de la que tanto hemos hecho gala siempre los montañeros.
Alberto Iñurrategui
Yo nunca he estado en contra del alpinismo mediático. A mí el alpinismo que no me gusta es el que no es honesto. El discurso falso. Eso es lo que me incomoda… A mí lo que no me gusta es la falta de sinceridad. El no contar las cosas como han sido. Siempre y cuando se cuenten las cosas como han sucedido no veo nada malo en mediatizar esa experiencia.
Alberto Iñurrategui
Siempre se ha hecho alpinismo para uno mismo y para los demás. Sólo que esos ‘los demás’ antes eran una cuadrilla muy reducida y ahora son grandes masas debido a los medios de comunicación. Pero el reconocimiento de los otros siempre ha existido como impulso para los montañeros, es algo innato a su actividad. Sentirte reconocido en tu actividad es algo que todo el mundo agradece. Lo que pasa es que hoy en día las nueva tecnologías y la sociedad global nos permiten llegar con cosas bastante menos meritorias a muchísima más gente. Y además con un mensaje mucho más sobredimensionado. Haciendo bastante menos de lo que se hacía antes, ahora te consideran bastante mejor de lo que te consideraban tus amigos, que tenían una visión mucho más real de lo que hacías que la que tiene ahora de lo que haces esa masa general.
Alberto Iñurrategui