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Montañismo y Exploración
La ética y el compromiso en el alpinismo clásico
30 marzo 2008

Este es el perfil de Walter Bonatti, según la Sociedad Geográfica Española, quien le otorgó un premio del año 2007 por su ética y filosofía.







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La montaña me ha enseñado a no hacer trampas, a ser honesto conmigo mismo y con lo que hago. Afrontada de cierta manera, la montaña es una escuela indudablemente dura, a veces incluso cruel, pero sincera, lo que no siempre sucede en la vida diaria.

Son palabras de Walter Bonatti, un deportista que lo ha sido todo en el alpinismo. Irrepetible y considerado el mejor alpinista de todos los tiempos, su modo de hacer montaña ha sido el canon, la referencia incuestionable de un estilo ético y de compromiso en la exploración y escalada de las montañas.

Bonatti, la gran metáfora del alpinismo

Físicamente, Bonatti era un portento para el alpinismo y dio sus primeros pasos en las esbeltas agujas del Gringa, una pirámide rocosa al norte de Bérgamo donde aprendió a proyectarse físicamente sobre la roca y adquirir la formación necesaria que le permitiese alcanzar sus sueños de alpinista. Esos que había imaginado junto a Oggioni, Casati y Barzaghi, sus amigos y en aquellos días principiantes como él.

En 1954 participó como miembro de la expedición italiana que conquistó el K2 y aunque no llegó a la cumbre, su labor hizo que sus compañeros la alcanzaran, hecho que le hizo pensar en abandonar el alpinismo. Es en esa etapa de autoafirmación cuando surge el gran Walter Bonatti. Su vivac forzado a 8,100 m en el K2, dentro del “caso K2” es uno de los momentos clave de la historia del alpinismo y supone una catarsis personal que desemboca en buena medida en sus posteriores logros. Es también un gran drama de ambición y codicia, supervivencia, nacionalismo, etc., todo ello en una Europa de posguerra.

Otra de las escaladas que hay que resaltar es la que realizó al Gasherbrum IV, 7,925 m, en agosto de 1958, junto a su gran amigo Carlo Mauri: dentro del esquema una expedición clásica, es una actividad que se adelanta medio siglo a su tiempo. Esta ascensión supone el nacimiento del himalayismo de dificultad, con una escalada muy técnica y comprometida en la zona culminante. La montaña es la decimoséptima del mundo y la cima hoy en día no se ha escalado más de cuatro o cinco veces, la segunda en 1986, y su ruta se mantiene sin repetición.

Bonatti se retiró de la escalda de dificultad con tan sólo 35 años, pero a pesar de ello sigue siendo una de las biografías más apasionantes, sino la más, de la azarosa y apasionante historia de esta actividad. Su libro “Mis Montañas” está entre los mejores de la literatura de montaña de todos los tiempos. Su faceta de explorador, fotógrafo y divulgador de los lugares más remotos de la Tierra son un broche a la vida activa y pública de un hombre con un gran carisma, parte incuestionable del referente del alpinismo y la aventura.

Un relato imprescindible de la historia alpina

Walter Bonatti nació el 22 de junio de 1930 en el seno de una familia trabajadora, en la ciudad italiana de Bérgamo, en la región de Lombardía. Muy pronto se trasladaron a Milán donde Bonatti pasó una infancia marcada por la depresión económica de los años 30 y por las dificultades de su padre para encontrar trabajo por no militar en el fascismo. Poco después estallaría la Segunda Guerra Mundial. En su adolescencia y en la época de sus vacaciones escolares Bonatti visitaba a sus abuelos paternos que vivían a orillas del río Po donde se divertía cruzando a nado el mayor cauce de Italia. Pero también pasaría algunas vacaciones en Vertova de Valseriana donde sintió una atracción irresistible por una pequeña cumbre que también alimentó su sed de aventura, el Alben.

Realizó algunas de sus ascensiones más importantes entre 1950 y 1965. En 1951, Bonatti y Luciano Ghigo remontaron la imponente cara este del Grand Capucin, en el macizo del Mont Blanc. En ese tiempo, Bonatti y otros alpinistas —como René Desmaison— sobresalían como los protagonistas absolutos de la montaña y realizan primeras ascensiones en parajes de gran dificultad. Serían precisamente, Bonatti y Desmaison, quienes movidos por su afán de competición pondrían de moda las nuevas reglas del juego: invernales y en solitario, puesto que las caras norte de los años 30 se habían convertido en trayectos sin aliciente alguno.

En agosto de 1955 cambió el rumbo del alpinismo apuntándose una de las escaladas más excepcionales de toda la historia: la primera al pilar suroeste del Petit Dru, tras cinco días nadando entre diedros y placas de granito vertical en la más absoluta soledad y sin más ayuda que su audacia. Bonatti hizo esta ascensión casi como un tratamiento imprescindible ante la depresión y la ruina moral que supuso para él el K2, y haciendo de ella una de las escaladas y de los relatos imprescindibles en la historia alpina: una escalada sobre los muros más vertiginosos de los Alpes que va sacando al hombre de la miseria moral. Desde entonces este pilar del Dru, fácilmente reconocible desde el valle, es conocido como “Pilar Bonatti”.

A partir de ese momento comenzó a pasearse por el mundo sumando credibilidad y prestigio. Las expediciones a montañas lejanas y sus impactantes aperturas en las paredes más difíciles y comprometidas fueron sus mejores bazas. Concluyó su actividad de escalador en 1965, en la cima del Cervino, que alcanzó por su cara Norte a través de una nueva vía, en solitario y en pleno invierno.

Principales obras de Walter Bonatti

Baldini Castoldi (Dalai Editores)
Montañas de una vida, 1995 (Desnivel)
In terre lontane
(En tierras lejanas), 1997
Una vita cosí (Una vida así), 2001
K2, Historia de un Caso, 1954/2004, 2005. (Desnivel)

Sus logros deportivos

1951
Junto a Luciano Ghigo remonta la imponente cara este del Gran Capucin, en el macizo del Mont Blanc.

1953
Invernal en la cara norte de la Cima Ovest y de la Cima Grande di Lavaredo acompañado por Carlo Mauri.

1954
Participa en la expedición italiana que logra la cumbre del K2, a pesar de que él no llega a ésta, lo que marca su futuro como alpinista.

1955
Primera ascensión en solitario al Pilar suroeste del Dru (desde entonces: Pilar Bonatti).

El Pilar Bonatti

1956
Junto a Silvano Gheser realiza la tercera invernal a la Brenva, en la que muere la cordada de François Henry y Jean Vincendon (cordada franco-belga).

1957
Junto a Gobbi realiza la este del Angle.

1958
Primera ascensión al Cerro Mariano Moreno (3.536 m.) con Carlos Mauri y travesía completa de las cinco cumbres del Cerro Adela. Cima del Gasherbrum IV con Carlo Mauri.

1959
Suroeste al Petite Mont Gruetta, con Ferrario y Oggioni. Pilier Rouge de Brouillard al Mont Blanc con Oggioni.Sureste y espolón oriental del Monte Maudit. Primera solitaria a La Major al Mont Blanc.

1961
Primera invernal a La Sentinelle rouge de la Brenva con G. Panei. Primera Directa a la vertiente del Frenêy del Mont Blanc con Zapelli.(Andes) Ascensiones a: Nevado Ninashanca, al Cerro Parin Norte y al Rondoy norte.

1963
Primera invernal a la Walker de las Jorasses, con Zapelli.

1964
Abre una nueva ruta al espolón Whymper de las Jorasses, junto a Michel Vaucher.

1965
Abre una nueva vía en la cara norte del Cervino.

1965
Se retira del alpinismo para dedicarse a la fotografía, abriendo así su etapa de creación de reportajes.



 



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