El verdadero espíritu del montañismo
16 septiembre 2008
Como principiantes, siempre pensamos que el Himalaya era para aquellos con mucha experiencia. “Sólo los mejores pueden escalar una montaña de ochomil metros” es un juicio que, hoy, está lejos de ser cierto. Este es sólo un extracto de un artículo más amplio publicado por ExplorersWeb.
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Nuestra experiencia en las sierras de grandes montañas del mundo es aún limitada. Quizá esa es la razón por la que somos tan inocentes. Quizá es el por qué es tan duro aceptar algunos procedimientos aparentemente normales en las montañas como el Gasherbrum II.
Se hicieron dos reuniones en el campamento de los Gasherbrums con el propósito de arreglar la estrategia para fijar cuerdas en la ruta normal del GII. En breve, la estrategia era la siguiente: todos contribuirían con tornillos de hielo y cuerdas, todos pagarían y abrirían la ruta juntos. En otras palabras, el propósito era organizar un gran equipo que involucrara a tanta gente del campamento base como fuera posible, lo suficientemente fuerte para encumbrar la montaña.
Domesticar la montaña
Algunos equipos no siquiera se movieron por encima del campamento 1, esperando a que los porteadores de altura de las expediciones comerciales terminaran su “trabajo” de fijar casi la totalidad de la ruta. Nunca se nos ocurrió adoptar un estilo de escalada así. ¿Es así en todas las rutas de las montañas de 8000 metros?
En la ruta normal del GII, las cuerdas se fijaron hasta el campamento 4 (¡a 7,400 metros!) y algunas más arriba. Muchos puntos de anclaje eran mediocres y de los tornillos de hielo “donados” por las expediciones comerciales sólo vimos uno en la montaña. El resto de los anclajes eran piquetas para nieve o meros puentes de hielo.
Todos usaron las cuerdas fijas excepto Piotr Morawski and Peter Hamor, quienes las usaron sólo al bajar.
Nosotros también las usamos, al menos en las secciones más verticales o expuestas durante nuestra aclimatación en la ruta normal (con la ayuda del intento del “espolón francés”) y nos vemos obligados a reconocer que sin las líneas fijas, la dificultad de la montaña en esta ruta hubiera sido mucho mayor y el GII probablemente no sería considerada una montaña sencilla.
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