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Montañismo y Exploración
Consejos en la montaña: ¿dejar de darlos?

Si encontraras en la montaña a una persona que está haciendo mal las cosas… ¿se lo dirías?, ¿callarías?, ¿darías la vuelta y pensarías que no es tu problema? Lo cierto es que quien sí se atreve a dar un consejo resulta muchas veces abrumado por el rechazo. ¿Debemos entonces dejar de emitir un consejo?







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En la montaña, en la pared, en una cueva y donde quiera que el hombre se siente en la naturaleza, siempre habrá el momento en que dos o más grupos o personas coincidan en el mismo lugar. Y es inevitable que uno tenga más experiencia que el otro. La persona con más experiencia siempre observa más detenidamente lo que pasa a su derredor, observa las minucias para encontrar errores. Cuando los encuentra, lo más saludable es que emita su opinión sobre las fallas.


Sin embargo, los comentarios que tienen algo que ver con “lo estás haciendo mal” siempre son pésimamente recibidos y durante años la gente se ha preguntado si valía la pena darlos o quedarse callados. “De todos modos ni te escuchan”, dicen muchas de sus quejas.


Hace poco Xóchitl Rosales posteó el siguiente mensaje en un foro de discusión:



Amig@s todos:


Antes de iniciar éste relato, quiero desearles un excelente año y que todos sus proyectos alpinos y los otros se cumplan, pues bueno, les voy contar que el domingo estuve en mi querida montaña, La Iztaccíhuatl, yo venía de la pancita, justo en la arista sobre el glaciar de Ayoloco, en mi afán de “buena samaritana” me encontré a unos chicos a los que ayudé a colocarse sus crampones, mientras tanto, otros tres chavos llegaban justo al sitio en que nos encontrábamos, uno de ellos comentó que se estaba “acalambrando” y no pude dejar de ver que no tenía la ropa de abrigo adecuada, cuando escuché esto, le sugerí que debía hidratarse de inmediato, incluso le invité de mi gatorade, del rosita, que me gusta mucho por cierto.







Merece la pena comentar que el domingo había un frente frío y poca humedad, por lo que los vientos eran insufribles, así que a estos tres amigos les di un par de recomendaciones, pensando en que debían caminar sobre la arista, uno de ellos se mostró de inmediato a la defensiva y me cuestionó sobre si era del “Rescate alpino” o por qué le decía eso, que le parecía exagerada mi recomendación y él sabía de que se trataba ésto.


Respondí que con la seguridad nunca hay que escatimar, a lo que respondió molesto… el punto es que él pensó que no tenía ninguna autoridad moral para recomendarle nada, le pedí una disculpa por entrometerme y retomé mi camino.


Mientras bajaba hacía una breve introspección y de momento pensé que la manera de dirigirme a él probablemente no había sido la más cordial y que seguramente eso le molestó, sin embargo, y de ahí que quise compartirlo con ustedes, es que también pensé que aveces confundimos “los años de experiencia, con años haciendo lo mismo” y cada vez que nuestros compañeros, amigos y nosotros mismos hacemos una semblanza de cómo ocurrió algún accidente, es con la finalidad de que vayamos cuidando los pequeños detalles, sabemos que el riesgo estará siempre presente en cualquiera que sea la actividad que realicemos y lo que hará la diferencia será tratar, en la medida de nuestras posibilidades, reducirlo a su mínima expresión, no hay más que pensar en que una vez que alguien sufre un accidente, por lo menos en montaña, lo que sigue es el rescate y el riesgo se multiplica por el factor que se les ocurra.


Concluyo mi experiencia comentando que mi compromiso conmigo y con la montaña misma es no quitar el dedo del renglón y siempre que pueda, hacer las recomendaciones necesarias a otros montañistas que evidentemente lo requieran.


Si la información que se comparte en este y otros espacios no es utilizada para hacer como mínimo un breve análisis que sirva para mejorar la técnica y reducir nuestros riesgos, ¿merece la pena ponerla? Yo misma me respondo y digo: Por supuesto que sí, “no basta con saber que algo pasó, hace falta saber como fue para reducir mis posibilidades de tener un accidente”. Si cada hecho que aquí se muestre sólo lo tenemos en la cabeza para hacer un juicio de valor, entonces…


… No sirve de nada.


Saludos Muchos

Xo






Las líneas finales son la respuesta a la pregunta formulada: sí vale la pena dar la opinión. Es una manera más de prevenir accidentes. Algunos se descorazonarán por el rechazo, por la pulla recibida. Pero hay que recordar que aunque en la montaña no hay leyes escritas, es responsabilidad de los montañistas correr la voz para que esas reglas no escritas se multipliquen y al final tengamos una montaña libre de accidentes y con buena convivencia. O al menos eso es lo que pretendemos, pero la masificación del montañismo está siendo más fuerte.


Creo que lo que debemos hacer es precisamente lo que Xóchitl menciona: “no basta con saber que algo pasó, hace falta saber cómo fue para reducir mis posibilidades de tener un accidente”. Pero Xóchitl evita lamención de su propia intención, que fue hacer un comentario a alguien con menos experiencia para que no tuviera problemas. Ella está dispuesta a dar los consejos y a recibir los rechazos. Pero sabe que está haciendo bien y no se detendrá.


¿Por qué debemos los demás hacer menos?





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