Joaquín Colorado. Tormentas en montaña. Ediciones Desnivel, Madrid. 2004. 118 páginas. ISBN: 978-84-96192-48-2
El cielo es siempre el mismo. La forma de observarlo es la que lo hace distinto. Y nosotros, visitantes de las montañas, no podemos tener mejores miradores.
Más que los terremotos, las marejadas o los incendios, el fenómeno natural que más afecta la vida en la Tierra es la tormenta.
“Un buen terremoto podrá ocasionar mayor número de víctimas y daños materiales que una tormenta… Pero si en nuestro mundo sufrimos al año algo más de 7,000 terremotos que provocan daños desde muy leves hasta muy graves, el número de tormentas que anualmente se produce en nuestro planeta asciende a casi ¡20 millones!” (p. 9)
Así que sería interesante poder prever la tormenta para salir con bien. Joaquín Colorado, autor también de Meteorología: cómo prever el tiempo en la montaña, se dio a la tarea de explicar de una manera fácil lo que es la tormenta, cómo pronosticarla y cómo prevenir daños. En su introducción aclara que usará términos de su libro anterior pero que tratará de que no sea imprescindible la lectura de uno para entender el otro.
El resultado es muy bueno pues no se mete en demasiados términos (algo quizá decepcionante para quienes quieren más elementos del tema) y con eso logra una claridad en el tema porque se dedica sólo a los efectos que produce un cumulonimbo:
“Se caracteriza por ser una nube muy densa, de base amplia, plana y oscura, que viene acompañada de un enorme desarrollo vertical cumuliforme, que le otorga un aspecto grandioso… llega a alcanzar un espesor medio de altura de 7 km… Este formación última del Cb puede quedar rematada en forma de yunque o gran triángulo invertido, llamándose, si lo presenta, capilatus, o calvus si no lo presenta. Su ascenso se ve detenido al “chocar” con una masa de aire más cálido… tal nivel se sitúa normalmente en la tropopausa.” (p. 38-39)
Tormenta, rayos, truenos, relámpagos, lluvia, nieve, granizo, vientos tan fuertes que pueden llegar a hacer volar a un montañista sujeto a una cuerda. En la montaña, como punto más elevado sobre el terreno circundante, puede suceder con mayor probabilidad así que lo que Joaquín escribe no es para dejarlo en el olvido. ¿Tedioso? Quizá. Pero para eso, Joaquín recurrió a un buen truco para atrapar a sus lectores: proporciona casos verídicos de personas con problemas en la tormenta, incluso el de un grupo de competidores de parapente. Uno de ellos se vio absorbido por un cumulonimbo y salió de ahí vivo.
El libro es más práctico que teórico y proporciona un cuadro sinóptico de tipos de tormentas y un montón de información para evitar daños personales o colectivos durante una tormenta. Pero lo mejor es prevenirla:
“Es necesario conocer el parte meteorológico y saber interpretarlo lo mejor posible. Pero también es insuficiente para apreciar un riesgo local, y no te exime de efectuar tus propias evaluaciones puntuales.” (p. 81)
