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Montañismo y Exploración
Eva Martínez: primer ascenso femenil mexicano al Dhaulagiri

Escondida de los medios publicitarios porque no tiene patrocinadores, Eva Martínez alcanzó la cumbre del Dhaulagiri sin la ayuda de oxígeno artificial y se convirtió así en la primera mujer mexicana en escalar la montaña. A la cumbre llegó junto con un sherpa amigo suyo.







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En el 2005 se dirigió al Himalaya por primera vez. Intentó el Gasherbrum II pero las malas condiciones del tiempo le hicieron desistir a 335 metros de la cumbre. Sin embargo, no regresó a México terminada la expedición, sino que decidió quedarse a vivir más del Himalaya.


Entonces fue invitada por Tika Ram Gurum, quien había estado con ellos en el GII, a participar con él en otras expediciones con el rango de porteador de altura. Era la forma más sencilla de permanecer en el Himalaya haciendo lo que le gustaba. Aceptó y con ello alcanzó la cima de un siete mil: el Nonjing Gansang, además de un largo trekking alrededor del Annapurna.




Dhaulagiri


Dhaulagiri




La misma Eva Martínez que hiciera ese viaje en el 2005 y 2006, logró coronar en días pasados la cumbre del Dhaulagiri (8,167 metros, la séptima montaña más alta del mundo) en días pasados sin la ayuda de oxígeno artificial, convirtiéndose así, según los medios, en la primera mujer que alcanza esa cumbre y la segunda mexicana, tras Carlos Carsolio, quien llegara a la cima el 15 de mayo de 1995. En realidad, la cumbre del Dhaulagiri fue alcanzada ya al menos dos mujeres: Fumie Yoshida e Ingrid Baeyens, ambas en 1990. A diferencia de Carsolio, Eva sí llegó acompañada de un sherpa.


Las condiciones en que subiera la montaña no le extrañarían a Jerzy Kukuczka: sin apoyo de ningún patrocinador, con el equipo mínimo indispensable y trabajando todo lo posible por ganarse su lugar en la montaña. Eva fue bien acogida por la expedición española en donde participaban Santiago Sagaste y Ricardo Valencia, quienes fallecieran en un alud el domingo pasado en las pendientes del Dhaulagiri.


El descenso de Eva no fue precisamente tranquilo, pues sufrió una caída de 700 metros. “Doy gracias a la montaña y al casco”, dijo.


Uno se pregunta hasta dónde será capaz de llegar Eva, quien ha logrado lo que tiene en su haber con sus propios recursos, sin someterse a ningún patrocinador y con una ayuda importante: los sherpas, que la han adoptado entre los suyos como a igual. Posiblemente, llegar a la cumbre del Everest, que sigue siendo su gran sueño.


Felicidades, Eva.





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