Sin embargo, el 3 de octubre, a las 5 horas, tiempo de Moscú, se recibió un mensaje en Russianclimb.com: “¡Cumbre!” Lo firmaban Denis Urubko y Sergey Samoilov, quienes tienen ya varias semanas en el K2 intentando abrir una nueva ruta por la cara norte de la segunda montaña más alta del mundo. Eso sucedía el 2 de octubre a las 20:00 horas, tiempo de México.

Con este ascenso, Sergey alcanzaba su quinto ochomil mientras que Denis tiene ya doce y le faltan dos (Makalu y Cho Oyu) para ser del club de los catorceochomilistas. Además, Denis tiene tras de sí el ascenso al Dhaulagiri pero tuvo que suspender su ascenso de velocidad porque encontró a un escalador que tenía dificultades. Lo calentó, lo acompañó hasta los 7,100 metros y después volvió a subir.

Los principios de Denis se reducen a cuatro: 1) cumbre, por encima de los ochomil; 2) nueva ruta; 3) estilo alpino a vista y 4) grupo pequeño. “Combinados, estos principios arraigan una idea muy fuerte en mí, una idea que comenzó a crecer: el alpinismo como arte.”

Denis Urubko

Con su ascenso, 281 personas han alcanzado la cumbre y sólo 32 de ellas por la ruta norte. También es el ascenso más tardío registrado en el K2 hasta la fecha. Antes que ellos el más tardío se había hecho el 6 de septiembre (1978) por una expedición estadounidense. Además, es la primera escalada por la cara norte después de 11 años. La última vez que alguien subió por ahí fue el 14 de agosto de 1996 por el equipo de Piotr Pustelnik y Ryszard Pawlowski (dirigidos por Krzysztof Wielicki, que hiciera cima junto con Christian Kuntner y Marco Bianci cuatro días antes), y Carlos Buhler, Igor Benkin (muerto en el descenso) y Sergei Penzov —dirigidos por Ivan Dusharin. Ninguno de estos escaladores, incluyendo a Denis y Serguey, usaron oxígeno.

Este año, el K2 está siendo el escenario donde el montañismo está tomando otro giro. Los rusos que abrieron la nueva ruta en la cara oeste, los kazajos que intentaron hasta el último momento la arista noroeste y ahora Denis y Sergey, con un ascenso con condiciones atmosféricas que no pueden ser tachadas de benignas: vientos de hasta 100 km/h.