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Montañismo y Exploración
El sueño
18 julio 2007

Los polos. Lugares sin vida, con seis meses de luz y otros de oscuridad, con vientos helados y donde nadie puede sobrevivir, aunque la mirada se escurra hasta el horizonte sin topar un solo obstáculo. Lugares vacíos, solitarios. Ahí es adonde el hombre también se dirige para pobarse. ¿Por qué?







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El Polo Norte.

Pondera las palabras por un momento.

Siente el ligero olor de la gran aventura. Imagina un océano negro frío, masas del hielo que se levantan hacia arriba y hacia abajo, rompiéndose en grandes espacios abiertos. Submarinos nucleares y ballenas árticas que cruzan silenciosamente por debajo; la marea de luna llena que estrella el hielo con el sonido de ferrocarriles fantasmas.

O el Polo Sur. Una meseta blanca de hielo cubriendo el mismo principio de la Tierra; el núcleo de Gondwanalandia. Montañas congeladas, vientos catabáticos que alcanzan hasta 240 kilómetros por hora, un cielo de siete soles y la estación espacial del Polo Sur, en busca del origen del universo.

Imagínate a ti mismo en medio de todo esto, completamente solo en el lugar más brutal del mundo, lejano de cualquier vida civilizada. ¿Cómo sería y cómo serías tú en él? ¿Sobrevivirías? ¿Le harías frente? ¿Cambiaría tu vida para siempre?

En esta edad del tercer milenio de la cronología humana, no parece haber ya mucho que descubrir en la tierra para los jóvenes exploradores. Los programas de TV viajan alrededor del mundo en las últimas carreras de aventura. Cualquiera puede solicitar un viaje en bote a través de la selva del Amazonas. Hemos estado en la Luna; de hecho, estamos tan aburridos con la exploración que no nos aburrimos de ir a Marte. De cualquier manera, sabemos qué esperar ahí. ¡Ya estuvimos ahí, ya hicimos eso!

¿O no? Hay una gran diferencia entre mirar la foto de un planeta y estar realmente de pie en la arena roja de Marte. Ni siquiera se compara caminar solo en el hielo ártico a una competencia en Islandia rodeados del zumbido de equipos de filmación, staff médico y organizadores de viaje. Puedes definir la diferencia por el silencio. Sólo en este silencio puedes percibir la llamada que alcanza el espíritu de la aventura humana. Es el grito del hombre contra la naturaleza, o aún más: el susurro de Dios que expone a hombre a sí mismo. 

Ciertamente aún hay lugares en la Tierra por ser descubiertos. Quizá no por la humanidad, sino por ti. Sí, es posible volar a los Polos o ser llevado virtualmente a la cima del Everest. Pero hazlo con tus propios medios, completamente solo con lo salvaje, y estarás en el pequeñísimo número de exploradores vivos que comparten su experiencia. El final de la gran aventura de hoy es menos sobre el destino y más acerca del viaje.

Si eres de los pocos que ponderan seriamente el sueño, listo para emprender su propio viaje a través del hielo ártico, estás listo para un viaje de toda la vida. Garantizado. Estás siguiendo los pasos de Scott, Cook, Peary y Amundsen y para ti es que está escrita esta guía.

Reproducido con autorización de ExplorersWeb
Traducción: Carlos Rangel



 



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