ABRIL DEL RIO
10 de mayo de 2007
Despertar a los jóvenes del letargo hacia la exploración es uno de los objetivos primarios de Carlos Carsolio, quien intentará evolucionar la reciente travesía de costa a costa en parapente, que realizó con su esposa Mónica Uranga, Miguel Gutiérrez y José María Zárate, hacia una competencia entre países, similar al formato del Tour de Francia.
“Tenemos un enorme país, con posibilidades de exploración en todos sentidos. Quiero invitar a la juventud a atreverse a ser un país innovador y no maquilador; que diseñe y maneje su propio destino, y no que lo copie de terceros”, expresó Carsolio, quien antes de concentrarse en el vuelo libre escaló decenas de paredes y montañas, entre ellas, las 14 más altas del mundo que conforman el Grand Slam del alpinismo.
Carsolio y los miembros del proyecto Línea de la Vida compartieron con los medios de comunicación testimonios de la experiencia que les llevó 132 días -casi el doble de lo estimado- sobre una ruta que se fue modificando, en gran parte por situaciones climáticas difíciles ocasionadas por el calentamiento global.
Su paso fue por ocho estados de la República, un total de mil 70 kilómetros para ir del Océano Pacífico (costa de Michoacán) al Golfo de México (Veracruz).
Al reflexionar sobre la hazaña, Carsolio apuntó: “cuando suceden este tipo de eventos se proyectan hacia otras mentes inquietas. Eso es lo que yo quisiera, que nuestro México, nuestra juventud, particularmente, despierte del letargo exploratorio que tiene.
Citó que en nuestro país “casi no patentamos” y puso de ejemplo que ningún velerista se ha aventurado a recorrer los 5 mil kilómetros de costas, ejercicio muy practicado en Brasil y Francia.
“Somos el Himalaya de las cuevas. En espeleología somos una de las principales naciones en espeleobuceo y en espeleología profunda. Casi nadie lo sabe, y son extranjeros los que exploran las cuevas.
“Tenemos ríos increíbles para kayak, y los más complicados, quienes los están inaugurando, son foráneos”, abundó.
Carsolio se introdujo en la práctica del parapente en 1987 y en compañía de su esposa Uranga, y de Miguel Gutiérrez, se lanzó hacia la expedición de vuelo libre que, entre otras cosas, le dio la idea de convertirla en una competencia que se denominaría Ruta México en Parapente, dentro de dos años, tiempo que llevaría la convocatoria y la logística.
Sobre el futuro que se imagina del parapente en México, Carsolio comentó que “siempre será un deporte selectivo en cierto sentido, por los riesgos que se corren, pero puede ser tan popular como el esquí, por ejemplo”.
Lo comparó con el descenso de ríos, que hace pocos años era una actividad en México remotamente experimentada, y ahora hay diversas compañías que han comercializado este deporte-aventura.
Carlos Gutiérrez, director de la empresa Alas del Hombre, destacó que la experiencia de la travesía podrá extenderse en un futuro cercano, pues despertó interés en varios estados, por lo que pronto se abrirá la posibilidad de viajes guiados de vuelo en los despegues más seguros de la ruta.
La Jornada