Además que no era sólo una aventura a la mexicana como popularmente acostumbramos decir, sino que tenía todo un proceso metodológico que seguir para intentar tener los menos imponderables posibles a lo largo de la misma y crear así todo un proyecto sin dejar a un lado el toque de aventura que el cuerpo exige.
Un punto muy importante que me dejaba sin respuestas fue: ¿Lo hago sólo o lo comparto con más ciclistas? Si es acompañado, ¿con cuántos? ¿De cuánto va a ser el desembolso económico para llevarlo a cabo? Ups, Entonces no era tan fácil como creía. Entonces surgió la parte mercadotécnica del proyecto, no sin antes darme a la tarea de buscar más gente que quisiera compartir las etapas de rodada conmigo.
Hice una convocatoria abierta en los foros especializados de ciclismo en Internet y no crean que fue mucha la gente que me escribió. Curiosamente una chica no ciclista de Perú fue de las primeras en escribir y preguntarme que si podían participar mujeres. Honestamente, en un principio no lo había contemplado.
Sin embargo, siempre he tratado de que a la mujer se le brinde la oportunidad de demostrar que tiene capacidad para realizar retos que parecieran exclusivos del género masculino. Así surge la inquietud de integrar a una o dos damas en el proyecto.
Y así estaba hablando de la unión de dos culturas ¿por qué no dos o tres ciclistas de México y dos o tres de Perú incluyendo en ese equipo a una mujer de cada país? El día de hoy, los equipos estamos integrados por cuatro mexicanos (incluida una mujer) y dos peruanos (incluida una mujer).
Ahora, el simple hecho de entrenar bajo condiciones de presión para mejorar y el saber que no debo dejar de prepararme un solo día para la travesía dan ese ingrediente perfecto a mi organismo para mantenerse activo y no caer en la depresión nuevamente.
La presión generada por la logística previa a la travesía me mantiene vivo y con deseos de sumar un logro más en mi vida deportiva y personal. Es, a fin de cuentas, un reto. A dos años de haber iniciado el plan, este sueño está por convertirse en una realidad física.
Tenemos un proyecto a punto de arrancar con todo lo que implica, el 2 de noviembre partiendo de Teotihuacan, en el Estado de México. Y todos estamos convencidos que el objetivo es Machu Picchu, en Perú.